“¡Papi, ponte el sombrero!”, una frase en la canción de Miami Band que recuerda el resguardo con el preservativo y es acorde el llamado a la sexualidad responsable, frente a la amenaza del Virus de Papiloma Humano (VPH) entre jóvenes desde los 16 años que se resisten a protegerse y hasta abusan con la promiscuidad. Exige el diagnóstico a tiempo y control permanente, considerando que 80% de las mujeres son afectadas a nivel nacional y por descuido terminarían en cáncer de cuello uterino, representando hasta 99% de la causa, así lo reseñó LA PRENSA DE LARA.
El control desde el programa regional de infecciones sexuales (ITS), refleja 30% de incidencia de alrededor de 2.600 paciente solo en Lara, a quienes les realizan el seguimiento. Mientras la atención en privado podría superar los $100, incluyendo la toma de la muestra para biopsia y sin la certeza de la inclusión de la vacuna en el plan de inmunización nacional.
Ya hay encuentros sexuales que no son de dos, sino de tres. Señalan algunos especialistas de centros privados, de esos casos de tríos protagonizados por jóvenes y lo admiten como algo “normal”. Hay referencias que de cada 10 consultas 6 pacientes contraen esta infección y suele ser más regular hasta los 40 años. Pero la punzada es más profunda entre los 16 a 30 años, por esta tendencia de promiscuidad.
Es difícil conseguir testimonios porque sólo de mencionar el tema, la persona empieza por cuidar su identidad.
Tal como pasa con Anastasia, cuyo nombre ficticio esconde ese temor de ser señalada. “Es una mancha de por vida y toca el esfuerzo de chequearse“, admite esta mujer de 39 años en tono bajo, de esta infección que suele ser visible con verrugas en cuello uterino y en otras partes del cuerpo. Su diagnóstico fue a los 20 años cuando mantenía una relación estable, porque sólo pensaba en cuidarse con pastillas anticonceptivas.
Le es incómodo recordar ese episodio, el silencio que mantuvo por muchos años con su familia y lo angustiante, en esas dos oportunidades en que veía las lesiones diseminadas en su cuello uterino. Ameritó una intervención ambulatoria con láser y la última en 2013 fue una cauterización. “Me cuesta cumplir el control médico”, por lo que recién empieza en el programa regional ITS, para una atención gratuita. “Me da pena llegar, porque sientes que puede descubrirte algún conocido“, refiere del estigma.
Por seguridad
Según Javier Cabrera, director regional de Salud, es un fenómeno mundial. Confirma que en el programa de ITS atienden los casos y las charlas sobre educación sexual son impartidas desde las 29 áreas de salud integral, sin limitarse a centros educativos y llegando a comunidades. “Son talleres por la vida saludable, pero se sigue teniendo la resistencia de los jóvenes al uso del preservativo. No es fácil el acceso a ellos“, reconoce y reitera que permanentemente entregan condones frente a las alarmas de la promiscuidad. También garantizan las citologías gratuitas o las procesan con privados.
Cubren alrededor de 2.600 a 2.700 pacientes, reitera Zaida Galíndez, coordinadora del programa regional y con atención los días lunes, miércoles y viernes. Pacientes con VIH ocupan el primer lugar con alrededor de 50% y reciben sus antirretrovirales, les realizan el examen VDRL, citología, ayuda psicológica y hasta les suministran preservativos. Para casos extremos, apoyan con la pastilla de anticoncepción de emergencia.
Tienen registradas a 25 trabajadoras sexuales fijas, quienes mantienen su control y por su oficio tienen la disciplina de usar preservativos para asegurar la expedición del carnet que les confirma no padecer este tipo de infecciones. El trato con las embarazadas, contando con 3 pacientes que son referidas a cesárea al Hospital Central Antonio María Pineda para prevenir el contagio del hijo durante el trabajo de parto.
“No se trata solamente de pensar en la fogosidad del evento sexual“, advierte Cabrera, sino de los riesgos que van más allá de evitar un embarazo y con el riesgo de hasta contraer VIH o cualquier otra infección de transmisión sexual.
Para la ginecobstetra, Rhona Palacios, los hombres también deben prestar especial atención y cumplir con el control con el urólogo, considerando que ni siquiera por ser asintomático se libran de la rápida transmisión. De allí, la seguridad que se tenga de la pareja estable y acudir al especialista para tratarse, debido a que —por lo general— asisten por la presión de un familiar o de la pareja. Un paso que debería ser visto con disciplina para cumplir con las consultas y tratamientos.
Los especialistas reiteran que se puede vivir con el VPH, pero siguiendo las indicaciones del control médico. Un descuido puede dar la bienvenida al cáncer, sin distinción de sexo.
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