Una familia de Nueva York demandó a un cementerio de Staten Island después de que un monumento funerario de 2.000 libras (907 kilogramos) cayera sobre una empleada que le daba mantenimiento a una tumba cercana, lo cual resultó en su muerte.
Por Independent
Según documentos judiciales revelados por The New York Post, Elvira Navarro, madre de cinco y de 53 años, el 28 de octubre estaba trabajando en el cementerio Baron Hirsch junto a su hijo Anthony Rosales cuando la lápida cayó sobre ella.
La llevaron al Centro Médico de la Universidad de Richmond, donde murió a causa de sus heridas el mismo día.
Su familia demandó a la Asociación del Cementerio Baron Hirsch (que es un cementerio histórico de judíos construido en 1899 y hogar de muchos sobrevivientes del Holocausto) ante un tribunal de Manhattan, por no mantener las medidas de seguridad en el trabajo.
The Independent se ha comunicado con la asociación para solicitar comentarios.
La demanda, presentada a principios de este mes, acusa al cementerio de “causar, posibilitar y permitir que el cementerio se convierta y luego permanezca en condiciones peligrosas, nocivas y similares a una trampa”.
También alega que Anthony Rosales quien sufrió mucho después de ver a su madre morir, padeció tanto “lesiones graves y permanentes, un shock en el sistema nervioso, un trauma psicológico, como un dolor físico severo y angustia mental”.
“Quedé devastado al escuchar esa noticia”, declaró para el Post el rabino Andrew Schultz, director ejecutivo de la Alianza Comunitaria para Cementerios Judíos Afiliados, que ayuda en el mantenimiento de los cementerios judíos.
“Eso es lo que más nos preocupa, como organización. Ese es el mayor miedo que tenemos”.
“Es por eso que en el trabajo que hacemos, una de las primeras cosas que hacemos es asegurarnos de que las piedras estén seguras… Podría suceder incluso en los cementerios con el mejor mantenimiento; puedes ver lápidas inclinarse”.