El grave problema de la migración por causas políticas en América Latina es uno de los temas que aborda William Bermúdez Bueno, profesor de la Universidad de la Guajira, en su libro “Impactos de los flujos migratorios transfronterizos en el marco de la globalización”.
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La obra de singular importancia en momentos en que la región afronta un repunte exponencial de desplazamientos forzados fue presentada en el simposio “Desafíos que enfrentan los EEUU en materia de seguridad hemisférica ante el éxodo masivo de migrantes provenientes de países con gobiernos cleptocráticos”, que se celebró la semana pasada en la ciudad de Washington DC, organizado por Arcadia Foundation.
El profesor Bermúdez Bueno, con estudios doctorales en Ciencia Política, Derechos Humanos y Políticas Publica, ha profundizado en la severidad de los problemas que ha generado la ola migratoria que desencadenó el régimen chavista en Venezuela y la penuria en que se encuentran los desplazados que huyen de la represión política, la falta de servicios públicos y la criminal represión política. Con el agravante de que en su camino se han tropezado con actos de xenofobia, desatención, delincuencia o total falta de solidaridad. Solo de Venezuela han salido más de 7 millones de personas y en algunos sitios han sido con violencia criminal. Es el caso reciente de la guardia fronteriza de Trinidad y Tobago que disparó a un bote con migrantes que se aproximaba a la costa de Trinidad y mató a un bebé de seis meses en los brazos de su madre.
La Fundación Arcadia en voz de su Vicepresidente Ejecutivo el profesor Robert Carmona-Borjas, agradeció de sobremanera la acogida que ha tenido el gobierno del presidente Iván Duque Márquez al decretar un estatus de residencia a los migrantes venezolanos y que ofrece servicios médicos-sanitarios para afrontar la pandemia de COVID-19.
El profesor Bermúdez Bueno, un acucioso investigador, ha indagado sobre el impacto de las migraciones, en especial aquellas que son masivas, que obedecen a razones políticas y económicas y que derivan en situaciones muy similares a las ocasionadas por conflictos bélicos o fenómenos naturales. Al no ser una decisión personal, sino el escape de una situación insoportable, no hay planificación sino desesperación. Tampoco los países de destino están preparados para recibirlos, tal y como es el caso de Colombia, Ecuador, Perú y Chile. La política de estos países hasta ahora se reduce a dejarlos estar, pero todo tiene un límite.
Sin duda, los venezolanos no habrían tenido que abandonar su patria si no se hubiese instaurado un gobierno cleptocrático, antidemocrático, autoritario, represivo, que en sus inicios para alcanzar el control absoluto del poder del estado contó con el apoyo irrestricto de muchos de los gobiernos de estos países que ahora sufren el impacto del torrente flujo migratorio de los venezolanos jamás visto en la historia.
La lección es simple
Los regímenes populistas de extrema derecha y su variante con maquillaje izquierdista han creado desestabilidad y miseria en el continente. Violencia, terrorismo, corrupción desaforada, hambrunas y daños antropológicos y ambientales irreversibles han sido las derivas del satánico socialismo del siglo XXI.
Como señala el profesor Bermúdez Bueno, solo mediante la normalidad democrática, en libertad, puede América Latina ofrecer a su gente una posibilidad de desarrollo, de civilidad y de arraigo, que van estrechamente vinculadas a oportunidades de empleo, educación y servicios públicos eficientes. Las oportunidades no son un sueño ni una utopía, solo hay que dejarlas prosperar.
Sin duda, habrá menos migrantes cuando haya más país con más democracia.