Hay las que reclaman nuestro reconocimiento, sin que hagan algún esfuerzo para obtenerlo. La sola condición de ser y sentirse mujer, según el canon, luce suficiente para ocupar sitiales ya predeterminados.
Hemos tenido y tenemos líderes importantes, sin necesidad de llamarlas lideresas. Y aunque esta sociedad persista como machista, siendo ellas las que todavía y heroicamente levantan a familias enteras, sin duda alguna que no hay proyecto político alguno que pueda dejarlas de lado.
En los últimos años, en el panorama dirigencial venezolano, una sola ha sobresalido por tener un peso específico y propio, y otra está a punto de lograrlo si persiste. Evito nombrarlas, aunque sé que pueden adivinar con facilidad de quiénes hablamos, pues, recientemente, un portal noticioso las señaló como las más influyentes para 2021.
Por estos días, una persona me habló que Nadia Com?neci pudo liderar políticamente a su Rumania natal, pero sólo tuvo una vocación empresarial que la llevó al éxito en su país de adopción, Estados Unidos. No tenemos a una mujer en Venezuela de la que sepamos desde su más temprana edad, como ocurría con los hombres, dispuestas a protagonizar la vida política partiendo del ámbito estudiantil, por mencionar uno; así que a esperar que algún día ocurra, mientras estamos dispuestos a prestarle atención a las adultas que ahora tenemos.