Descubren a la momia más antigua del mundo, y no está en Egipto

Descubren a la momia más antigua del mundo, y no está en Egipto

Foto: European Journal of Archaeology

 

Esta historia comienza hace alrededor de 60 años. Por aquellos días, un arqueólogo fotografió varios esqueletos que había sido enterrados en tumbas en el sur de Portugal.

Por: Clarín





Ahora, un artículo publicado en la revista European Journal of Archaeology hace una impresionante revelación: sugiere que las momias humanas más antiguas no provienen de Egipto o del desierto de Atacama, en Chile, sino que serían estas, que tienen más de 8.000 años de antigüedad, informó Livescience.

Fabuloso hallazgo: fotografías sin revelar

Las imágenes fueron encontradas entre las pertenencias de Manuel Farinha dos Santos, un arqueólogo portugués que murió en 2001.

A comienzos de la década del 60, él trabajó sobre restos humanos que habían sido descubiertos el valle del Sado. Cuando los investigadores del nuevo estudio revelaron las tomas, descubrieron fotografías en blanco y negro de 13 entierros del Mesolítico o Edad de Piedra Media.

?Según los investigadores, al menos uno de esos cuerpos había sido momificado, muy posiblemente para facilitar su traslado antes del entierro. Y hay evidencia de que otros cuerpos sepultados en el lugar también podrían haber sido momificados, lo que indica que la práctica podría haber sido frecuente en esta región en aquel momento, detalló la publicación.

Una técnica ancestral

Hace más de 4.500 años, en el antiguo Egipto se utilizaron elaborados procedimientos de modificación. Incluso, en otras zonas de Europa se encontraron momias de unos 3000 años. Por eso, esta momia hallada en Portugal es la más antigua jamás encontrada. De hecho, es alrededor de mil años má antigua a las descubiertas en Chile.

Aunque la momificación resulta relativamente sencilla en climas secos, es difícil encontrar evidencia de este tipo en Europa, en donde las condiciones mucho más húmedas hacen que los tejidos blandos momificados rara vez se conserven, le indicó Rita Peyroteo-Stjerna, directora de la investigación, a Livescience.

“Es muy difícil hacer estas observaciones, pero es posible con métodos combinados y trabajo experimental”, sumó.

Los arqueólogos observaron que los huesos de uno de los esqueletos estaban “hiperflexionados” -sus brazos y sus piernas habían sido movidos más allá de los límites naturales-, lo que indica que el cuerpo fue atado con ligaduras (ahora desintegradas) que se ajustaron tras su muerte.

Además notaron que los huesos del esqueleto aún estaban articulados, o unidos y en su lugar. después del entierro. Y un detalle particular: también lo estaban los huesos muy pequeños de los pies, que generalmente se deshacen por completo cuando un cuerpo se descompone, le indicó la arqueóloga al medio.

Tampoco encontraron signos de que el suelo de la antigua tumba se hubiera movido a medida que el tejido blando del cuerpo se descomponía, lo que indicaría que no se realizó ese proceso.

Todos estos signos indican que el cuerpo fue momificado después de la muerte; el individuo probablemente fue desecado deliberadamente y luego se hizo más pequeño progresivamente por el ajuste de las ligaduras.

Probablemente, la persona fallecida fue atada y colocada en una estructura elevada, como una plataforma, para permitir que los fluidos de descomposición drenaran y evitaran un mayor contacto con el cuerpo, describieron los investigadores.

De acuerdo a las evidencias, también parece que el procedimiento de momificación incluía el empleo de fuego para secar el cadáver, y que las ataduras del cuerpo se apretaban de manera progresiva para conservar la integridad del cuerpo.