La distorsión económica en Venezuela no es nueva. Durante más de 10 años se ha acentuado y con ello se ha abierto paso a que en las transacciones comerciales no solo se usen bolívares (por cierto, cada vez menos), sino también dólares, pesos colombianos, reais brasileños, oro y hasta el trueque entre los ciudadanos de menores recursos económicos.
Pableysa Ostos // Corresponsalía lapatilla.com
“Venezuela se arregló” ha sido una frase que se ha popularizado en memes, burlas y chistes en redes sociales, tanto por los venezolanos que aún viven en el país, como los que emigraron al exterior.
¿Pero es esto una realidad o un efecto burbuja? En una entrevista ofrecida a un medio nacional, el politólogo Pablo Andrés Quintero, la socióloga y coordinadora de investigación de Provea, Lissette González, y el economista Luis Arturo Bárcenas, coinciden en que el país ha experimentado ciertas mejoras, sobre todo para las personas que tienen acceso a las divisas.
Pero esa realidad no es igual para la gran mayoría de los venezolanos, quienes tratan de sobrevivir y lidian con una economía aún en crisis. La pobreza arropa al 93% de la población, según la última medición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), realizada por la Universidad Católica Andrés Bello.
Un aumento insuficiente
El costo de la canasta básica, según cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), es de 800 dólares al mes aproximadamente. Esto significa que se requieren más de 100 salarios mínimos para tener acceso a la canasta básica.
Por su parte, el salario mínimo mensual será de 126 bolívares, a partir de este 16 de marzo, lo cual equivale a poco más de 28 dólares, o medio petro, que es la criptomoneda lanzada por el régimen de Nicolás Maduro. El sueldo vigente desde mayo de 2021 era de 7 bolívares (1,62 dólares al cambio actual).
La agencia EFE recorrió varios comercios en zonas populares del centro de Caracas y constató que “con el nuevo salario se pueden comprar unos 13 productos de los 60 que contiene la canasta alimentaria básica, lo que equivale a un kilo de harina de maíz, arroz, azúcar, margarina, pasta, caraotas negras, lentejas, queso, jamón, carne y pollo, además de un litro de aceite y medio cartón de huevos”, reseñaron en su investigación.
¿Cómo es la realidad en Bolívar?
Desde hace más de 6 años, en Venezuela empezó a darse una migración interna. Los venezolanos de otras regiones empezaron a trasladarse al estado Bolívar, al sur del país. El motivo: la fiebre del oro.
Personas de todas partes se han mudado no solo al sur del estado Bolívar, zonas en las que se encuentran los yacimientos de oro y otros minerales, sino también hacia Ciudad Guayana, pero ya no enfocados alistarse en las empresas básicas, opción que era una de las primeras para aquellos que deseaban tener un trabajo “estable” y con “beneficios”.
Después de las 5:00 de la tarde, en la ciudad más joven de Venezuela, se ven estacionamientos de centros comerciales llenos de carros, negocios reinventándose a través de promociones y eventos en vivo para atraer clientes, un aire para la vida social y comercial tras estar durante al menos de 2 años trabajando a media máquina por la pandemia.
“Poco a poco los jóvenes estamos volviendo a salir, asistiendo a discotecas, conciertos, eventos en vivo, etc. Sí se debe hacer un grupo para poder cancelar entre todos el consumo que se haga en un establecimiento, pero mínimo debemos salir con 20 dólares cada uno”, comenta Ángel Márquez, un joven de 26 años que vive en Ciudad Guayana.
El dueño de un local nocturno de la ciudad, decidió hablar en anonimato con el equipo de La Patilla. Destacó que para él la frase “Venezuela se arregló”, no es más que un mito o depende de para quién se arregló.
“La economía ha tenido una evolución positiva, que yo diría es producto de que venimos saliendo de la pandemia, una pandemia que fue súper restrictiva para los comercios al punto de que algunos se fueron a la quiebra”, comentó el empresario.
De igual forma realizó la siguiente reflexión: “Si hacemos una comparación con la economía que dejamos en el año 2020 a la de ahorita, no hay mejoría de ningún tipo. Sí es cierto hay un auge de nuevos negocios, que están comenzando en la ciudad, se han abierto en los distintos rubros, pero tampoco podemos cegarnos a que hay una gran inversión de capitales, porque la gran verdad es que hay pocos empresarios y existe un monopolio muy grande de unas 5 a 10 personas que manejan el 60 por ciento de los comercios”.
Para el propietario del local nocturno, lo que se está viviendo es una fantasía. Comentó que el empresario común y corriente no percibe los números, las regalías de lo que se ve a simple vista. “En mi caso que es el negocio nocturno, sí podemos decir que hay afluencia de personas en las calles, saliendo después de dos años de restricción total. La gente está buscando distraerse, divertirse, recuperar lo que se había perdido, pero no hay un consumo masivo. El ciudadano está siendo muy conservador a la hora de gastar. Hay mesas cuyos consumos son mínimos, pero la gente no se está privando de salir aunque sí son comedidos a la hora de gastar”.
Destaca que Venezuela está lejos de arreglarse. La pandemia indujo a que los comerciantes y emprendedores se reinventaran. Ejemplifica que los centros comerciales están vacíos, pero las viviendas se transformaron en comercios. “Las casas de nuestras urbanizaciones se volvieron locales de comida rápida, bodegas, salimos de los centros comerciales para volver a las casas, y lo que hay es un retroceso”.
Una sensación visual
Mientras que la presidenta de la Cámara de Comercio y Servicios del municipio Caroní (Camcaroní), Catherine Wilson, admite que por lo que uno ve en las calles, da la sensación de que el país se arregló. “Y es ese engaño que nos hace esa visual en la mente. Venezuela no se arregló y está muy lejos de arreglarse. Para que se arregle, falta que se den muchos factores, los cuales no están todos sobre la mesa”.
Añade Wilson que sí hay una sensación de un poco más de estabilidad. Hay crecimiento en nuevos comercios que han abierto gracias al capital privado, porque el de la banca no existe. “Esos establecimientos que vemos llenos algunas veces, te dan la percepción de que las cosas han mejorado, pero no es lo mismo que ves en Costa América a lo que ves en Unare o Castillito. Efectivamente, sí hay nuevos comercios y establecimientos como de comida y cafés, que son los que mayormente vemos llenos, pero esto no quiere decir que se arregló el país”, recalcó Wilson.
Desde su punto de vista, la presidenta de Camcaroní dice que muchas de las personas que se ven en los comercios, no solo viven de los recursos producidos por ellos en el país, ya que muchos siguen recibiendo de dinero de las remesas. “Esa es el principal ingreso de las personas que vemos en estos sitios. Tampoco podemos comparar una Valencia con Ciudad Guayana, una Caracas con Ciudad Guayana. Ciudad Guayana se ve arreglada en ciertos focos y sobre todo con personas que vienen del sur del país y del centro del país”.