Juan Pablo García: ¡Fuera Putin!

Juan Pablo García: ¡Fuera Putin!

Putin reapareció días atrás en el estadio Luzhniki de Moscú para recibir los aplausos de 200 mil personas, aunque la capacidad del lugar no pasa de 90 mil. Las agencias de noticias aseguran que el motivo fue el de celebrar el octavo aniversario de la toma militar de Crimea por las mismas fuerzas militares que descargan toda su ira en Ucrania, aunque la transmisión radial y televisiva fue interrumpida por un tal Oleg Gazmanov, quien interpretó una canción patriótica. De cajón que el espectáculo lo monto el gobierno gracias a esa intensa campaña propagandística que tiene el tupé de asegurar que sus militares protegen a los ucranianos del genocidio.

Por mucha que sea la censura y la persecución bajo la amenaza de aplicar el gravísimo delito de traición a la patria, Putin ya cuenta en su haber con numerosos presos que lo han desafiado incluyendo la protesta pública en las calles y hasta con el uso de la televisión misma. No logra insuflar el espíritu de todo un país que tiene la más profunda convicción de una guerra demasiado injusta y por motivos que pudieron resolverse por otros caminos. Lo peor es que el Kremlin hace un esfuerzo sobrehumano por aparentar toda la normalidad del mundo, con una fácil incursión en Ucrania. Gracias a la intensa e inclemente publicidad oficial, los rusos tienden a creer que esa guerra no sólo está ganada, sino que jamás los afectará directa e inmediatamente. Y faltando poco que está muy distante. Una ilusión propia de la Alemania que dejó actuar a Hitler hasta verse enredada hasta los cogotes en una guerra mundial, dejando la sangre en el campo de batalla a la vez que se le ocultaba el asesinato masivo de millones de judíos. Ojalá que no lleguen tan lejos, pero los rusos juran que llevan una intocable vida normal en su país que sólo Putin garantiza. Los primeros latigazos lo sienten en la economía y después vendrá lo demás.

Después que habla y se contradice Nicolás Maduro, los rusófilos del patio callan extremando su cautela. El primero de ellos, Vladimir Padrino López, el general varias veces homenajeado en Moscú, no ha dicho ni pío después de balbucear unas palabras de ocasión en apoyo de Putin antes que del mismísimo Nicolás. El hombre de Moscú en Caracas, superatornillado en un ministerio de la Defensa que está a la merced de los grupos irregulares y terroristas que controlan al país, quiere pasar por debajo de la mesa en el caso de una tambaleada o defenestración de Putin que de prolongarse en el Kremlin, puede hacerlo el hombre fuerte en sucesión de Maduro, aunque la familia no quiere, estando tan cómoda fuera del país. Además que sabe muy bien que Putin puede invadir al vecino, necesita ejercer a fondo el dominio de Rusia, pero no puede garantizarle ni a Padrino López ni a nadie un apoyo más allá del moral, porque no tiene los reales suficientes para comprometerse en un conflicto extracontinental.





¡Fuera Putin de Rusia, de Europa , de Venezuela y América Latina!