Si Benidorm es el paraíso de los ingleses, Altea representa el edén de los turistas rusos. El encanto de la Costa Blanca bañada por el Mar Mediterráneo levanta pasiones entre los visitantes llegados del Este de Europa, incluido el presidente Vladímir Putin. El máximo mandatario, que tiene en vilo a todo el planeta tras invadir Ucrania, ha disfrutado en varias ocasiones de unas vacaciones de ensueño frente a la Sierra de Bernia en un complejo de máxima seguridad como es Altea Hills.
Por ABC
Esta urbanización de lujo, poblada principalmente de grandes fortunas procedentes de Rusia, se ha convertido en uno de los lugares preferidos por Putin para realizar sus retiros vacacionales y espirituales durante los últimos años.
Visitas que han corroborado diferentes agentes inmobiliarios y trabajadores del recinto, que destaca por ofrecer paz, lujo y desconexión a partes iguales. No obstante, no hay constancia gráfica ni confirmación oficial por parte del gobierno ruso ni de la empresa inmobiliaria de sus estancias en Alicante, más allá de estas declaraciones.
De acuerdo con las últimas cifras ofrecidas por la Casa de Rusia, en Alicante residen aproximadamente unos 25.000 ciudadanos rusos de manera permanente, de los que cerca de 700 lo hacen en la localidad costera de Altea. Prueba demográfica inequívoca del idilio histórico entre la comunidad de este país con las zonas costeras de la Comunidad Valenciana.
De ellos, los más pudientes disfrutan de las montañas de la Marina Baixa desde Altea Hills, una fortaleza inexpugnable con seguridad las veinticuatro horas del día, un sistema de control de matrículas y un circuito de cámaras que velan por la intimidad y la tranquilidad de sus vecinos. «Un refugio único en la Costa Blanca desde el que se respira aire puro y aromas de naturaleza, donde se contempla una intensa gama de colores y la más bella panorámica de la bahía», apuntan desde el complejo.
En sus villas se consolida un concepto avanzado de calidad urbanística, con viviendas inspiradas en diseños arquitectónicos de estilo mediterráneo en el que confluyen estética, funcionalidad y seguridad. Detallados acabados interiores y exteriores, zonas comunes completamente equipadas y los mejores materiales de construcción son algunas de las señas de identidad de la urbanización que atrajo a Vladímir Putin y a otras grandes fortunas rusas.
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