Desde el hallazgo de la variante Ómicron del SARS-CoV-2, los especialistas insisten en que, al parecer, sería menos dañina que las anteriores en relación con la gravedad de la enfermedad que provoca, las hospitalizaciones y las muertes.
Por infobae.com
Sobre ese argumento basan las autoridades sanitarias de la mayoría de los países los levantamientos de las restricciones en casi todo el mundo, así como la reducción de los tiempos de aislamiento de las personas infectadas.
Sin embargo, a la luz de lo expuesto por una experta en Virología en una reunión especial sobre COVID-19 del Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID 2022), todo indica que las pruebas obtenidas hasta ahora de los estudios que usan el virus cultivable como marcador de infecciosidad muestran que el periodo de infecciosidad de la variante Ómicron no es convincentemente más corto que el de otras variantes (desde unos dos días antes de que aparezcan los síntomas hasta siete días después).
“Las decisiones que están tomando los distintos países del mundo de acortar el periodo de aislamiento para las infecciones por Ómicron se basan en parte en las pruebas obtenidas de la modelización, pero también tienen en cuenta el hecho de que Ómicron está causando una enfermedad menos grave, y menos hospitalizaciones y muertes. Es una forma de volver a algo parecido a la vida normal y aceptar la transmisión de esta variante Ómicron menos peligrosa”, aseguró la viróloga Marjolein Irwin-Knoester, del Centro Médico Universitario de Groningen, en los Países Bajos.
Y agregó: “A partir de las evidencias obtenidas hasta ahora, no estoy convencida de que una persona pueda ser infecciosa durante un periodo de tiempo más corto con Ómicron que con las variantes anteriores”.
En un momento reciente y con la situación epidemiológica en constante evolución, los periodos de aislamiento variaban de cuatro días (en Noruega o Dinamarca) a cinco días (Países Bajos, Reino Unido con pruebas de antígenos para confirmar COVID negativo), a siete días (Bélgica, España, personas vacunadas en Francia) y hasta diez días (recomendación de la Organización Mundial de la Salud, Alemania, personas no vacunadas en Francia, recomendación general del Reino Unido), según publicó Infosalus.
Asimismo, los requisitos legales para el aislamiento también cambiaron en algunas jurisdicciones, como por ejemplo, en el Reino Unido, ya no existe un requisito legal para el autoaislamiento con COVID-19 y ahora es sólo una recomendación.
La doctora Irwin-Knoester reconoció, en tanto, que hay circunstancias en las que una persona debe prolongar su aislamiento más allá del tiempo recomendado por su país o por las directrices internacionales, concretamente si sigue teniendo síntomas en las vías respiratorias como tos y estornudos (pero no síntomas como cansancio o pérdida de olfato).
En el caso de las personas con estos síntomas continuos en las vías respiratorias, el aislamiento suele prolongarse hasta 10-14 días (siempre que no tengan síntomas graves y sean inmunocompetentes). En el caso de las personas con enfermedad grave, el virus activo puede permanecer durante más tiempo, por lo que en los entornos hospitalarios las normas suelen ser más estrictas.
Por otro lado, si bien existen algunos indicios acerca de que la vacunación disminuye el tiempo de eliminación del virus infeccioso, las pruebas en torno a este tema son contradictorias. Para el caso de Ómicron, es probable que el efecto beneficioso de la vacunación en la reducción de la infecciosidad sea menor, muy probablemente debido a que ninguna de las vacunas disponibles autorizadas de emergencia fueron diseñadas para combatir esa variante.
En el caso de los huéspedes inmunocomprometidos, especialmente los receptores de trasplantes y los pacientes hematológicos, la eliminación del virus infeccioso puede continuar durante meses. Pero esto no ocurrirá en todos esos pacientes, según lo que se vio hasta el momento.
En los entornos sanitarios, se utiliza un tiempo más largo desde el inicio de los síntomas para aislar a los inmunocomprometidos (por ejemplo, de 14 a 21 días) y en algunos centros de salud, como el Centro Médico Universitario de Groningen, donde trabaja la doctora Irwin-Knoester, los equipos médicos utilizan el valor Ct (la carga viral calculada a partir de las pruebas de PCR) para estimar la contagiosidad de las personas inmunocomprometidas.
Según su experiencia, Irwin-Knoester sostuvo que para las infecciones causadas por la variante Ómicron, un máximo de siete días de aislamiento (sujeto a las excepciones anteriores) debería ser seguro en casi todos los casos de infección. Sin embargo, también cree que cinco días suponen un equilibrio aceptable entre la infecciosidad del virus y lo que la mayoría de las comunidades están dispuestas a aceptar de cara a lo que viene, después de dos años de restricciones.
Para la experta, lo único que en este punto podría volver las cosas a cero es la aparición de una nueva variante, especialmente una que cause una enfermedad más grave y/o que pueda evitar la inmunidad generada por las vacunas. Es lo que los especialistas llaman “variante rompe vacunas”: “Si se llega a descubrir una nueva variante que enferma gravemente, yo recomendaría volver a periodos más largos de aislamiento, con siete días como mínimo”, concluyó Irwin-Knoester.