Surcar las aguas de medio mundo para vender telas, especias, jade y otros artículos de valor. Era la rutina de marineros austronesios, comerciantes tamiles, mercaderes grecorromanos y tratantes persas que confluían en la ruta marítima de la seda, convertida en una de las principales vías de intercambio de productos ya en el siglo I después de Cristo. Dos mil años más tarde, el gigante asiático continúa siendo uno de los grandes polos de la importación y la exportación en todo el globo, amenazadas ahora por las restricciones la COVID-19 impuestas en el país, así lo reseñó África Albalá para 20 MINUTOS.
Las rígidas medidas aplicadas por el Gobierno de Xi Jinping ante el nuevo brote de coronavirus, causante de las primeras víctimas mortales de la variante ómicron en el país, están provocando problemas en el transporte terrestre, así como embotellamientos y retrasos en el puerto de Shanghái. Estos atascos, con contenedores varados desde hace semanas, comprometen el buen funcionamiento del comercio mundial y pueden suponer menor disponibilidad de mercancías y aumento de los precios.
“Aun habiendo alguna parte del puerto en funcionamiento, el movimiento de contenedores es errático y muy inestable, debido al paro general de la exportación por la interrupción de la producción de las grandes fábricas de la zona”, explica a 20minutos Jordi Espín, secretario general de Transprime, la asociación española de empresas cargadoras.
Todo ello, en combinación con una “drástica disminución de las importaciones llegadas a China, al no poder ser entregadas ni despachadas”, ha creado un atasco operacional “grave” que afecta a la economía mundial con un “efecto dominó” en precios, disponibilidad de productos y componentes, que inducirá “otras repercusiones negativas”, apunta Espín, que es también director de Relaciones Estratégicas de European Shippers’ Council.
Con él coincide Francisco Aranda, el presidente de UNO, Organización Empresarial de Logística y Transporte de España, que considera que la imposición de estas nuevas restricciones en China a causa de la COVID supone “una puntilla más” para el sector, especialmente para el marítimo. No en vano el de Shanghái es el puerto con mayor actividad del mundo, con 47 millones de contenedores gestionados en 2021.
“Han creado un atasco operacional grave que afecta a la economía mundial con un efecto dominó en precios, disponibilidad de productos y componentes”.
En cuanto a la posible evolución de la pandemia y, en consecuencia, la duración de las restricciones, la Alcaldía de la ciudad china de Shanghái ha anunciado que endurecerá las medidas impuestas a causa del repunte de casos de coronavirus durante las últimas semanas y notificar cada vez más muertos diarios por COVID-19.
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