En primer lugar, estará presente la señorita hambruna que ya es evidente en países como Venezuela, Haití, Cuba y Honduras. Y pronto comenzará a asomarse en los horizontes de muchos mercados emergentes. La invasión de Rusia a Ucrania, uno de los graneros del mundo ha dejado a muchas naciones del Medio Oriente, Asia Central y África sin suministro de cereales. Las políticas del gobierno argentino han reducido las exportaciones de cereales en el mundo y el calentamiento global ha diezmado otras en Asia y África. El resultado neto es una reducción significativa en la cesta alimenticia mundial particularmente la de los estratos socio económicos más bajos. Al respecto el director del Programa Mundial de Alimentación David Beasley indico” No estamos todavía confrontando una hambruna mundial. Pero si no actuamos pronto se van a desatar varias en diversas regiones del mundo”. Por de pronto esa agencia de las Naciones Unidas solo tiene en su lista de situaciones hiper críticas a los siguientes países: Yemen, Congo, Afganistán, Venezuela, Etiopía, South Sudan, Siria, Sudan, Nigeria and Haití.
El segundo convidado es la señorita Inflación que toda voluptuosa ingresa en el escenario mundial con intenciones de permanecer. La ruptura temporal o definitiva de eslabones de la cadena de suministro mundial; el incremento de los costos logísticos como consecuencia del éxodo de los trabajadores de base fuera de las flotas mercantes; puertos, aeropuertos y aviones ha encarecido los costos de los fletes y la sobre demanda alimentada por los planes de ayuda a la población durante el COVID 19 en los Estados Unidos diariamente nutren la espiral inflacionaria. El incremento de los costos de energía como consecuencia de la invasión de Ucrania continuará alimentándola y esto se traducirá en una reversión importante del crecimiento de la clase media.
El impacto de la reducción en la disponibilidad de alimentos y la desaforada inflación más temprano que tarde abrirán las puertas a la tercera invitada: la violencia política. En la medida que aumente el hambre en el mundo y la inflación devore los ingresos de las clases medias podría sobrevenir una ola de violencia política que contados gobiernos podrán confrontar con éxito. Porque la única manera de contenerla es encauzándola y abriendo espacios para la mejora económica de la población por sus propios medios. Esta vertiente de la realidad mundial ha llevado la Fondo Monetario Internacional a ser el primer ente financiero multilateral en lanzar una señal de alarma.
El FMI ha publicado en su blog semanal un cuadro donde vaticina un incremento en la violencia política similar al que marco los días de 2019. El cuadro retrata unos duros días por venir cuando se comiencen a sentir los efectos de las tres convidadas de piedra sobre las cuales nadie hablará en la Cumbre de las Américas.