Pasa casi dos meses del año en completa noche, está alejada de todo y sucumbe bajo la contaminación. Su nombre es Norilsk y se la conoce como “la ciudad más deprimente del planeta”.
Por: Clarín
?Dedicada a la minería, se encuentra en Rusia, a casi 3000 kilómetros de Moscú, lo que la convierte, además, en la localidad más septentrional del mundo. Fría, oscura, vivir allí, con esas condiciones, es durísimo.
Condiciones extremas
Ningún camino conduce a Norilsk. Una línea ferroviaria de carga entra y sale de la ciudad hacia el puerto de Dudinka, a 65 kilómetros de distancia, y proporciona la única salida al mar. Aunque se congela durante el invierno, describe The Sun.
Situada en Siberia, al Este del país, esta pequeña localidad de la región de Krasnoyarsk Krai, es el hogar de más de 170.000 personas que a diario padecen sus difíciles condiciones.
Es que, entre otras cosas, está tan aislada que cuando los lugareños abandonan la ciudad bromean diciendo que “se van al continente”.
Norilsk recién consiguió una conexión a Internet adecuada en 2017; hasta entonces, dependía de un enlace satelital dudoso.
Además, la única ruta durante todo el año hacia a este remoto rincón de Rusia es aérea, aunque ni siquiera volar hacia allí es fácil, destaca el medio.
Pero después de un vuelo de más de cinco horas desde Moscú, los visitantes son recibidos por un infierno apocalíptico construido en el sitio en el que funcionó un campo de prisioneros soviético.
Una radiografía del “infierno en la Tierra”
La historia moderna de Norilsk comienza a principios del siglo XX, cuando un geólogo descubrió ricos yacimientos de níquel, cobre y cobalto al pie de las montañas Putorana.
De acuerdo a The Sun, la ciudad se asienta sobre los depósitos de esos minerales más grandes del planeta.
En 1936, la ex Unión Soviética comenzó a construir un enorme complejo de extracción en las montañas en el que se emplearon alrededor de 500.000 trabajadores forzados de un Gulag cercano.
Durante 20 años, se vieron obligados a trajinar en el duro permafrost del Ártico. Más de 18.000 murieron en condiciones horribles.
Actualmente, una quinta parte del níquel y más de la mitad del paladio (un metal que se utiliza en los escapes de los automóviles y en la joyería) del mundo provienen de Norilsk.
De hecho, casi todos los habitantes de la ciudad hoy en día tienen una conexión con la planta de níquel, ya sea porque son empleados directos de Norilsk Nickel o porque trabajan para una de las muchas empresas que dependen de ella.
Pero tener un generador de empleos tan enorme en la ciudad ha tenido un costo altísimo.
Ocurre que Norilsk es hoy la ciudad más contaminada de Rusia y una de las diez ciudades más contaminadas del planeta.
Cada año, la planta de níquel bombea más de dos millones de toneladas de gases tóxicos, incluidos dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, carbono, fenoles y más.
El número impacta: alrededor del uno por ciento de las emisiones globales totales de dióxido de azufre provienen de esta ciudad. El aire está tan contaminado que muchas personas extraen hollín de la superficie del suelo porque contiene minerales preciosos.
Esto no solo causa lluvia ácida que mata a muchos de los árboles circundantes, sino que también tiene un efecto devastador en los habitantes, describe el medio británico.
La esperanza de vida de un trabajador en Norilsk es de solo 59 años, es decir, 10 años menos que el promedio ruso.
Las tasas de cáncer en la ciudad también duplican las del resto de Rusia.
Un estudio de salud encontró que las tasas de enfermedades de la sangre en los niños son un 44% más altas en Norilsk en comparación con un niño promedio en Siberia; mientras que las tasas de enfermedades del sistema nervioso son un 38% más altas; y las enfermedades óseas y musculares son un 28% más elevadas.
El río de sangre
En septiembre de 2016, el cercano río Daldykan se tiñó de rojo sangre dando una imagen escalofriante.
No hubo ninguna explicación oficial sobre este fenómeno, al que algunos lugareños atribuyeron a un “mensaje de Dios sobre una guerra mundial inminente”.
La razón más probable es que haya sido una escorrentía (pérdida de agua que circula libremente) en la planta de fundición cercana.
En aquel momento, ABC News habló con un extrabajador de la fábrica quien explicó que un embalse cercano a la planta tenía un color similar y el personal lo conocía como “El Mar Rojo”.
“En invierno, la nieve también es roja”, aseguran que dijo. “Por un lado, es hermoso, pero por el otro es químico”, detalló.
Luego, el 3 de junio de 2020, un río en las afueras de Norilsk volvió a teñirse de rojo sangre tras un derrame masivo de diésel causado por una subsidiaria de Norilsk Nickel.
El vertido de más de 20.000 toneladas de diésel en el Ambarnaya tras el colapso de un depósito de combustible en una central eléctrica incluso llevó a Vladimir Putin a declarar el estado de emergencia y criticar a la empresa filial.
Profunda oscuridad
Pero sumado a la contaminación tóxica, la ubicación desolada de Norilsk también le otorga características particulares para convertirla en la ciudad más deprimente del mundo.
Situada, como dijimos, en el permafrost del Ártico, la ciudad experimenta 45 días de oscuridad continua por año.
Durante aproximadamente dos tercios del año, la ciudad y sus alrededores están cubiertos de nieve. La temperatura media en Norilsk en enero es de -30 ºC, aunque antes ha alcanzado mínimos escalofriantes de -53,1 ºC.
El llamado “síndrome T3 polar” es frecuente entre los habitantes. Este es causado por la falta de luz solar y puede provocar olvidos, cambios de humor y deterioro cognitivo.
En cambio, en verano el sol no se pone durante 65 días.
¿Por qué desean vivir allí?
Puede ser desconcertante para algunos que alguien quiera trabajar en “la ciudad más septentrional del mundo”, indica The Sun, y mucho menos vivir allí. Sin embargo, hay una buena razón por la que tantos lo hacen.
Los trabajadores de Norilsk Nickel pueden ganar casi 1.000 dólares mensuales, bastante superior al promedio nacional de menos de 700 dólares.
No es probable que Putin intervenga en el corto plazo, ya que la compañía produce un asombroso dos por ciento del PIB total de Rusia. Por el momento, la empresa asegura que está tratando de reducir los niveles de contaminación y, en 2017, anunció una inversión de 14 mil millones de dólares en un nuevo programa de desarrollo importante.
Sin embargo, y si bien esto estaba planteado para concretarse en 2023, aún no está claro si este objetivo se alcanzará debido a la interrupción causada por la pandemia de Covid y la guerra de Rusia en Ucrania, concluyó el diario inglés.