Los venezolanos en el exterior ¿dejan de ser venezolanos? Por @ArmandoMartini

Los venezolanos en el exterior ¿dejan de ser venezolanos? Por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Iniciamos con dos conceptos equivocados. El primero: que en el oficialismo, sus responsables del retroceso, la decadencia que es la Venezuela del siglo XXI, parten de la base, que los idos, huidos son enemigos y votos automáticos a favor de la oposición. Y segundo: en las afueras del régimen y años esgrimiendo promesas reformuladas una y otra vez, abstracciones sin planes específicos y la mentira como estrategia, creen son votos que el régimen manipulará a gusto y favor.

Mientras en países de grandes migraciones se puede ejercer el derecho al sufragio en fecha adelantada, y hasta por correo como en el imperio que hoy se debate entre furias y palabras silenciosas. Sin embargo, en la Venezuela de revoluciones ilusorias, falsas, corrupciones firmes y decididas hay que elegir haciendo cola y acto de presencia, mediante máquinas de tecnología sospechosa de maniobra.

La verdad no está en ninguno de los dos lados. Mientras no enseriemos la política, no saldremos de este lío.





Los que se fueron huyendo o no, lo hicieron asumiendo el chavismo arruinó a Venezuela y acabó con el futuro. Quienes tuvieron fe en sí mismos, pensaron que en otras latitudes habría más oportunidades. Desesperados por la miseria, pobreza, y hartos de promesas incumplidas, optaron por horizontes diferentes, son los que, de cualquier nivel socioeconómico y cultural, no volverán. Los perseguidos, acosados, por policías y militares, rebeldes dispuestos a enfrentar pero que terminan abandonando para salvaguardar sus vidas y libertad. Y los que no divisan ni aprecian una salida a la torpeza e incapacidad castro-madurista perdiendo la esperanza en ofrecimientos del socialismo del siglo XXI. Por último, los defraudados, engañados por cierta oposición, que buscan posibilidades y calidad de vida en tierras lejanas.

Llama la atención el fervor, de los que se lanzan a cruzar ríos; transitar caminos, carreteras y autopistas a lo largo de los Andes, quedándose en Colombia, país familiar de amores y vecindad que muestra mejores perspectivas y ambientes. Algunos avanzaron hasta el Perú de presunta prosperidad; y otros se aventuraron a un Chile que ha disfrutado de riqueza y expansión.

Sorprende la desesperación de quienes, con niveles de formación superior, se han dispuesto a desempeñar labores menos exigentes, más humildes, con tal de asegurarse un mejor ingreso familiar. Los técnicos y profesionales en Venezuela ganan salarios infames en un país que se encoge por la inflación.

No son traidores, son compatriotas ciudadanos, que por conocimiento, emoción o referencia, piensan en lugres ajenos, aún con trabajo por debajo de sus estudios, vivirán mejor. No son masa electoral, no son votantes automáticos de la oposición, mucho menos del régimen. Son la muestra evidente del fracaso venezolano.

Negarles el derecho a votar es cortarles un lazo importante con su país. Políticos y candidatos viajan a las naciones de acogida de migrantes, en búsqueda de votos. Si el régimen cree de verdad que el país está mejorando, y observan de nuevo amanecer de prosperidad, sus líderes ya deberían estar visitando países en busca de apoyo electoral; son millones, cinco, seis, quizás más, la mayoría de las cuales tiene calificaciones legales para elegir.

En el madurismo se entiende, tienen sanciones que les impide viajar sin riesgo de ser arrestados, pero en la dirigencia opositora esa posición es absurda, sin sentido, estulta -excepto por los ya oficialmente exiliados, que deberían ser los primeros interesados en respetar a ultranza el derecho a elegir. 

No extrañaría que emigrados ya estén haciendo campaña electoral, pero lo paradójico es que sus compañeros dentro de Venezuela no presionen con fuerza para que se respete ese derecho al voto en el extranjero. Electores con fuerza suficiente para dar un giro a cualquier resultado, y que, siguen teniendo la nacionalidad venezolana con todos sus derechos vigentes. ¿A que le temen? ¿Cuál es la verdadera razón? ¿Por qué no lo estiman como derecho irrenunciable?

La presión debe nacer de la dirigencia opositora dentro de Venezuela, los que tienen acceso a medios, redes sociales y calles. Los que se fueron -independiente de la razón- no dejaron de ser ciudadanos, y el propio régimen lo demuestra con su tímido programa de “Vuelta a la Patria”.

El regreso sería símbolo de que, como quieren hacernos creer, ya no son los mismos, que Venezuela está mejorando, y la revolución no es la destructora que desarrolló Chávez, reconoce sus fracasos de tiempos iniciales y abre sus brazos para acoger a los venezolanos de bien y trabajo. Si no lo hacen, mienten. Y si los partidos de oposición, hambrientos de subir al mando, tampoco lo hacen, demostrarán que no tienen fe en el régimen, lo cual es comprensible, pero nunca en sí mismos. En tales circunstancias, se vislumbra que los desplazamientos migrantes continúen, esperando, qué dicen los demás y otros.

@ArmandoMartini