La larga tradición de refugio político entre Colombia y Venezuela queda con los resultados de las elecciones presidenciales con grandes interrogantes, si bien ambos candidatos habían anunciado la reanudación de relaciones, Hernández a nivel consular y comercial y Petro relaciones diplomáticas plenas con reapertura de embajadas, el futuro para los venezolanos en ese país se oscurece.
El triunfo de Petro nos obliga a preguntarnos por el destino de los venezolanos perseguidos en Venezuela que intentan seguir adelante con sus vidas, en la mayoría de los casos en medio de grandes dificultades, muchos civiles y militares escogieron a Colombia como exilio y desde allí continúan resistiendo, apoyando la causa democrática venezolana como pueden, ahora se ven expuestos y tendrán que buscar otro país para resguardar su integridad y las de sus familias, es casi seguro que con relaciones diplomáticas plenas los convenios de extradición entre ambos países coloque en peligro la libertad de los exilados políticos, lamentablemente este tema no ha tenido todo el apoyo de la oposición interna venezolana o del gobierno interino, quien además de un aliado y un representante diplomático, perderá la empresa Monómeros que representa un activo importante y ha sido blanco de todo tipo de dimes y diretes por presuntas irregularidades en su administración, que ciertamente parece que no ha sido la más transparente y ha colocado en varias oportunidades en aprietos a Guaidó.
Sin embargo el drama que más nos debe ocupar es el humano, son millones de venezolanos que se han escapado del socialismo del siglo XXI a muchos países y particularmente a Colombia, ¿ahora que ganó la izquierda qué sucederá con ellos? es algo que tenemos que colocar de urgencia en la agenda humanitaria del continente, pero primero hay que dejar de considerarlos únicamente votos para unas eventuales primarias, que es el tema que ocupa a la oposición interna en este momento mientras Maduro hace de las suyas con sus compinches del Foro de Sao Paulo.
Son vidas en peligro, políticos, periodistas y militares que encontraron en Colombia un refugio para guarecerse de la manos del régimen, que con el triunfo de Petro se alargarán hasta donde se lo permita el nuevo gobierno, que regirá el destino de Colombia a partir de agosto por los próximos cuatro años para desgracia de colombianos y venezolanos, pero no queda otra que aceptarlo porque así es la democracia se gana y se pierde.
El tema humanitario de los migrantes y los exilados en Colombia debe ser prioritario para la oposición en este momento, eso es parte de la agenda de la unidad con humanidad que requerimos, para recuperar la confianza en la política y en los políticos que trabajan por un cambio autentico para Venezuela.