Ferdinand Marcos Jr, el hijo del homónimo dictador que gobernó más de veinte años Filipinas, se convertirá esta semana en presidente del país, tras décadas consagradas a restaurar la imagen del clan familiar que le permitieron un espectacular retorno al poder.
Marcos Jr, conocido por su sobrenombre “Bongbong”, va a suceder a Rodrigo Duterte tras imponerse con una aplastante victoria en las elecciones presidenciales de mayo pasado.
Con su victoria, la familia vuelve al palacio presidencial de Malacanang, en Manila, 36 años después del levantamiento popular que derrocó a su padre y que los obligó a huir al exilio en Estados Unidos.
Pese a que su padre lo calificó como “despreocupado y perezoso”, Marcos Jr supo esperar su oportunidad y llegar a la presidencia.
En 2016 fue derrotado en la carrera por la vicepresidencia frente a Leni Robredo, pero “Bongbong” se mostró determinado a una revancha y finalmente ganó en las presidenciales este año con un mensaje de unidad y la promesa de luchar contra el desempleo y la inflación.
“Quiero hacerlo bien, porque cuando un presidente lo hace bien, al país le va bien y yo quiero el bien para el país”, dijo a los periodistas tras la ratificación de los resultados ante el Congreso.
– Aliado de Duterte –
Aunque de niño soñaba con ser astronauta, “Bongbong” terminó siguiendo los pasos de su progenitor y entró en política.
Marcos Jr fue vicegobernador en dos ocasiones en la provincia de Ilocos Norte, el feudo familiar y también fue electo en la Cámara de Representantes y en el Senado.
Sus lazos con su padre, responsable de una represión sangrienta durante los años de la ley marcial, hacen de “Bongbong” uno de los políticos más divisivos del país.
Pero entonces, él era adolescente estaba estudiando en el Reino Unido.
Durante la campaña supo sacar provecho de las redes sociales para lanzar una amplia campaña de desinformación hacia los jóvenes, que no conocieron la mano dura ni la corrupción a gran escala de los 20 años de dictadura de su padre.
También se apoyó en la hija del presidente saliente Sara Duterte, quien logró ganar la vicepresidencia.
Marcos Jr y Sara Duterte tienen en común ser hijos de dirigentes autoritarios, lo que genera preocupación entre los grupos de defensa de los derechos humanos y de sectores que temen que ambas familias se perpetúen en el poder.
Actualmente Marcos Jr defiende el régimen de su padre, a quien califica como un “genio político”, asentando el fuerte crecimiento del inicio de su mandato en el elevado gasto público, ocultando la corrupción y la mala gestión que terminaron por empobrecer al archipiélago.
Pero, queriendo evitar los errores de la campaña de 2016, la que se vio avasallado por preguntas sobre su familia, Marcos Jr ha desdeñado los debates y ha acordado muy pocas entrevistas, en las que no se le ha visto cómodo.
Incluso después de su victoria, Marcos Jr evitó los medios y prefirió delegar la comunicación en su portavoz Trixie Cruz-Angeles.
Sus opositores intentaron descalificarlo de la carrera presidencial, invocando una condena anterior por no declarar sus ingresos, acusándolo de mentir sobre sus logros académicos y de no haber pagado casi 4.000 millones de dólares por derechos de sucesión.
Pese a haberlo sido calificado de “débil”, el presidente saliente Duterte finalmente apoyó su candidatura.
Algunos ven este apoyo como un intento de Duterte, objeto de una investigación internacional por su cruenta guerra contra las drogas, de evitar ser perseguido cuando termine su mandato. AFP