Una coalición de grupos ambientalistas demandó al Gobierno estadounidense de Joe Biden por no considerar los daños que las emisiones producidas por la perforación de petróleo y gas en tierras públicas pueden causar a los animales en peligro de extinción.
La demanda señala que el petróleo sacado de un pozo en Wyoming -en terrenos que suman más de 50.000 hectáreas- añadirá sus emisiones al dióxido de carbono en la atmósfera que está calentando el planeta y contribuirá así a devastar los arrecifes de coral en Florida, los osos polares en el Ártico y los pájaros cantores en Hawái.
“El cambio climático es un problema de impactos acumulativos”, explica a Efe Brett Hartl, director de asuntos gubernamentales del Centro para la Diversidad Biológica, ONG que lidera la demanda.
DAVID CONTRA GOLIAT
En esta lucha de David contra Goliat -ambientalistas contra el Gobierno, que aproximadamente produce el 10 % del petróleo y gas de EE. UU. desde sus terrenos federales-, se cuestiona si una ley que protege a los animales en peligro de extinción puede detener nuevas perforaciones petroleras.
El arma de David en este caso no es una piedra, sino un argumento legal novedoso basado en la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
“Esta es una nueva teoría legal que llevamos intentando poner en práctica desde hace un par de años y esta es la primera vez que hemos podido presentar la demanda porque tenemos hechos convincentes “, explica el activista, que teme por la supervivencia de varios animales.
“La mayoría de los pájaros cantores, las especies autóctonas que quedan en Hawái, solo viven en las montañas de las islas. Históricamente, las montañas eran lo suficientemente frías como para que los mosquitos no pudieran sobrevivir. Los mosquitos de allí tienen malaria aviar, contra la cual las aves tienen muy pocas defensas. Pero a medida que la temperatura sube, los mosquitos suben más y más arriba en la montaña. Es probable que estas aves se extingan en esta década”, alerta Hartl.
El ambientalista, además, señala que los osos polares se acercarán a la extinción a finales de este siglo y que su fin será más rápido o lento en función de “qué tan mal se pongan las cosas”.
“DE LA RETÓRICA A LA ACCIÓN”
El demócrata Joe Biden, al principio de su mandato, trató de comprometerse con su promesa de campaña de suspender nuevas perforaciones en tierras federales, pero su empeño se vio frustrado después de los recursos interpuestos por los estados republicanos y por la industria petrolera.
“Esta es la oportunidad para que la Administración Biden haga coincidir su retórica con sus acciones”, recalca Hartl.
La demanda señala que, según los análisis de la Oficina de Administración de Tierras, la producción de petróleo y gas en tierras públicas emite el 9 % de los gases de efecto invernadero de los Estados Unidos y el 1 % de las emisiones globales.
Además, la demanda estima que los aproximadamente 3.500 permisos de perforación aprobados bajo el Gobierno de Biden liberarán hasta 600 millones de toneladas de gases de efecto invernadero durante la vida útil de estos pozos.
El activista lamenta que el ritmo de aprobaciones para nuevas perforaciones “es aún mayor que durante los años de Trump”.
¿CÓMO SE LO TOMARÍA LA ECONOMÍA?
La industria del petróleo, por su parte, destaca que medidas de este tipo contra el petróleo y gas gestionado por el Gobierno dañaría la economía en momentos en que la inflación es la más alta en 40 años, empujada sobre todo por el fuerte encarecimiento de la energía.
Los precios de la energía (gasolina, crudo, electricidad y gas) aumentaron un 34,6 % en los últimos 12 meses; solo el crudo subió un 106,7 %.
Para Hartl, el hecho de que el Estado perfore menos petróleo y gas no se traduce obligatoriamente en una subida de los precios de la energía, ya que también influyen otros factores como la inflación o la guerra en Ucrania.
“En un año o dos, cuando la demanda entre en vigor, si lo logramos, nada afectará a los precios en función de lo que hagamos hoy. Además, a largo plazo, necesitamos dejar (de usar) petróleo y gas”, añadió.
EFE