Ángel Montiel: la pesadilla eléctrica que sufrimos

Ángel Montiel: la pesadilla eléctrica que sufrimos

Jamás los venezolanos nos imaginamos el desastre que vivimos, porque se tiene que decir sin medias tintas que es una verdadera tragedia la que atravesamos con los servicios públicos.

Vivir en Venezuela es caótico gracias los ineficientes servicios públicos. Entre estos uno de los que más golpea al Zulia, y por supuesto a los zulianos, es el servicio de electricidad. Este es calamitoso.

Corpoelec se ufana en su página web de destacar en su “filosofía de gestión” que, y cito: “concentramos nuestros esfuerzos en atender los requerimientos y las demandas de los usuarios y proveedores del sector eléctrico con los más altos niveles de calidad, eficacia y eficiencia, contribuyendo así a la resolución de los problemas de la sociedad”





Es una gran mentira del tamaño del Salto Ángel.

De acuerdo a un trabajador de Corpoelec cuyo nombre me reservo “para Maracaibo solo existen uno o dos camiones con equipos adecuados para atender las emergencias en las urbanizaciones y los barrios. No contamos ni con teipe”.  Eso es inaudito. Por ejemplo, hace aproximadamente dos meses sucedió que se desconectó un fusible de alta tensión en un poste de la urbanización Gilcon, en La Limpia, Maracaibo, y tardaron nada menos que ¡36 horas en restablecer el servicio en el sector!

Pero el drama no terminó ahí porque a los pocos minutos de solucionar la avería comenzó el denominado “corte programado” por cuatro horas más, lo que los funcionarios de Corpoelec llaman, con el eufemismo de “Administración de Carga” cuando solo es un vulgar apagón causado por la falta de equipos generadores del fluido eléctrico.

Ello en medio de altísimas temperaturas que en Maracaibo rondan entre los 35 y 40 grados centígrados, donde la humedad se eleva a un 70 por ciento. No tienen hora para quitar la electricidad sin ninguna contemplación con la gente que sufre constantemente.

Muchos han perdido electrodomésticos difíciles de reponer por sus altos precios y nadie les responde al momento de reclamar. Y las pérdidas del sector industrial y comercial son incalculables. Y, por supuesto, fallecimientos por infartos que nadie contabiliza.

¿Cómo pretenden las empresas de servicios públicos del régimen que los usuarios paguen por servicios prácticamente inexistentes que solo existen en las facturas de cobro?

No estoy incitando para que dejen de pagar, sino que sencillamente lo que quiero es que el servicio mejore. Ese es el gran detalle. Que la calidad sea de primera para que la gente gustosamente pague con una gran sonrisa en los labios.

Ojalá esta escena se materialice muy pronto porque de lo contrario, la peor causa de la muerte de los maracuchos será por la inexistencia del servicio eléctrico que palabras más, palabras menos, es un disparo al corazón de muchos que sufren de hipertensión.