Rusia cerró temporalmente el Nord Stream 1 y Alemania se prepara para lo peor

Rusia cerró temporalmente el Nord Stream 1 y Alemania se prepara para lo peor

Foto cortesía de Gazprom

 

 

El gasoducto por el que Alemania se provee de gas ruso, el Nord Stream 1, ha dejado de bombear este lunes para una inspección rutinaria de diez días. El corte para trabajos de mantenimiento estaba previsto, pero el Gobierno y la Agencia Federal de Redes temen que Moscú no reanude el suministro, lo que llevaría a la primera economía de la Unión Europea al abismo de la recesión.

Por Carmen Valero | El Mundo

El año pasado, las obras de mantenimiento del Nord Stream 1 duraron del 13 al 23 de julio, pero el ministro de Economía, Robery Habeck, sospecha que este año esos trabajos se convertirán en un instrumento de presión política y se prolongarán sine die. Habeck contempla abiertamente el escenario de un corte de suministros y prepara desde hace semanas a la población y a la industria al ahorro para un invierno duro y frío. Su mantra es el ahorro en estos meses de temperaturas suaves para así poder llenar las reservas para el invierno. Los consejos sobre reducir el tiempo de la ducha o la velocidad en las autopistas, sin embargo no despejan las amenazas ni dicen mucho de una clase política que sólo ofrece consejos a los problemas.

No recibir nada de gas significaría el fin de muchas empresas. El mayor consumidor de Alemania es la empresa química BASF, con sede en Ludwigshafen. La industria química, con el gas como recurso operativo, necesita unas dos quintas partes del gas que llega a los consumidores comerciales en Alemania. Otros grandes consumidores son la industria farmacéutica, la textil, la metalúrgica y la automovilística, así como la imprenta y los fabricantes de bebidas.

“Las empresas están muy preocupadas porque apenas tienen alternativas al gas”, afirma Jörg Rothermel, de la Asociación Alemana de la Industria Química. “Todavía hay algunas empresas que pueden pasarse a los quemadores de petróleo o carbón, siempre que se resuelvan los problemas de las licencias, pero son pocas. La mayoría de las empresas dependen completamente del gas”.

En caso de emergencia, si los procesos basados en el mercado no conducen al resultado deseado, sería necesaria la intervención del Estado. Los daños macroeconómicos serían considerables y no se puede descartar que se produzcan trastornos sociales.

La cuestión central es cómo garantizar la supervivencia de los importadores de gas, que actualmente tienen que pagar unos 130 euros por el gas con un valor energético de un megavatio hora, pero tienen contratos de suministro a largo plazo con ingresos de quizá 20 euros; esto no puede seguir así por mucho tiempo. Si las leyes de la economía de mercado se impusieran por sí solas, numerosos importadores se hundirían en breve, de ahí la intervención del Estado en el caso la filial alemana de Gazprom y las actuales conversaciones con Uniper, el mayor proveedor de Alemania y con serias dificultades. .

El debate ahora se centra en los efectos de un corte del gas. Las estimaciones varían mucho, dependiendo de la duración. Oliver Holtemöller, del Instituto Leibniz de Investigación Económica de Halle, cree que si Noruega aumentara sus entregas de gas a Alemania y los consumidores alemanes redujeran su consumo, “entonces podríamos pasar el invierno sin escasez de gas y sin racionamiento”. Los problemas, sin embargo, llegarían el próximo año. “Si el suministro de gas faltara permanentemente, no se podrían llenar las instalaciones de almacenamiento el próximo verano, y luego tendríamos el mismo problema en el invierno”, sostiene, En estos momentos las reservas están al 63%, lo imprescindible para pasar el invierno.

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