Con la vacunación en marcha, el fin de las restricciones y una ola que en Navidad contagió a una parte importante de la población, relajarnos tras dos años duros de pandemia pasó de ser casi una utopía a una necesaria realidad.
Conciertos, bodas, congresos y hasta fiestas patronales han vuelto a celebrarse con una normalidad en la que, “aparentemente”, no había hueco para que dos nuevas subvariantes de la ya denominada covid-22, la BA.4 y la BA.5, aguaran la fiesta.
“No se esperaba tal escenario. Sabíamos que el virus continuaba aquí y había que ser cuidadosos y responsables, pero la llegada de sus dos versiones más contagiosas hasta el momento ya comienza a poner en jaque al sistema sanitario, aunque, por fortuna, con menor número de ingresos en uci”, apunta el epidemiólogo Juan José Badiola.
“El número de contagios, teniendo en cuenta que solo se contabilizan los de los mayores de 60 años, que son las personas que más precauciones toman, supone que la tasa de incidencia acumulada haya vuelto a subir de forma preocupante”, afirma Badiola.
“La gente tiene ganas de salir y de celebrar. Las grandes aglomeraciones vuelven a ser una trampa sobre todo para los más vulnerables, pero también para vacunados y quienes ya han sido contagiados por otras variantes de covid”, insiste el epidemiólogo.
“No es cuestión de suspender actos, pero sí de concienciarnos de que nuevamente hay que tomar medidas de distanciamiento social y, muy importante, el uso de la mascarilla, incluso en exteriores en los que se concentre mucha gente”, recomienda Badiola.
“En esas celebraciones se tiende a hablar más fuerte, a cantar y a no respetar distancias. Hay que ser coherentes porque lo que está por venir no pinta nada bien”, asegura el experto.
“Ahora mismo, con las nuevas subvariantes, en concreto con la BA.5, detectada por primera vez en Sudáfrica en enero y febrero de 2022, la posibilidad de contagio en un interior sin guardar la distancia recomendada y sin mascarilla durante 15 minutos entre una persona con covid y otra sana es prácticamente la misma que en olas anteriores, incluso con las ventanas abiertas”.
“Es decir, si hay alguien con coronavirus a mi lado y ni esa persona lleva protección ni yo tampoco es prácticamente imposible que no me contagie”. “Con la vacunación, los síntomas puede ser más leves, aunque es cierto que hay personas que lo están pasando mal”, asegura Juan José Badiola.
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