En los cuatro meses que duró el juicio del siglo contra Joaquín “El Chapo” Guzmán, los testigos cooperantes que desfilaron por la Corte Federal del Distrito de Brooklyn contaron todo tipo de detalles y anécdotas que dieron cuenta del funcionamiento interno del Cártel de Sinaloa.
Por infobae.com
Uno de ellos fue el de Tirso Martínez Sánchez, apodado “El Futbolista” por su pasión al balompié. Sin embargo, lo que lo hizo famoso fue su cercanía con grandes capos como Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” y Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”, así como sus relaciones con los cárteles mexicanos de Juárez, Sinaloa y con los narcos colombianos Víctor y Miguel Mejía Munera.
“El Futbolista” era cabecilla de una organización independiente en México que transportaba droga a los Estados Unidos, lo que le permitía trabajar con distintos grupos delictivos. También tuvo una faceta empresarial que le permitió ser propietario de varios equipos de fútbol en Querétaro, Guanajuato y Michoacán. En alguna ocasión aseguró pudo financiarlos gracias a su negocio de “venta de medicamentos”.
Martínez fue detenido en México en 2014 y posteriormente extraditado a Estados Unidos donde en 2016 se declaró culpable de distribución de cocaína. Registros de la corte detallaron que “El Futbolista” trabajó con el Cártel de Sinaloa de 1995 a 2003, a pesar de que en ese tiempo fue identificado como integrante del Cártel de Juárez.
El futbol en medio de la intriga
Martínez Sánchez fungió como testigo en la quinta semana del juicio contra Guzmán Loera y dio detalles de la venta (casi obligada) de sus equipos de fútbol. Fue una auditoría que realizó la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) lo que les permitió detectar irregularidades en los casos de Irapuato y Querétaro; además de detectar que el propietario se dedicaba a traficar cocaína a Estados Unidos.
La FMF desembolsó USD 14 millones de dólares para comprarle a Tirso Martínez Sánchez las franquicias de Querétaro e Irapuato en el 2006, al percatarse que éste era un narcotraficante.
No obstante, uno de los relatos más llamativos que narró el testigo cooperante fue la vez que uno de sus jefes en el Cártel de Juárez intentó suicidarse por lo que él mismo percibió como una captura inminente, aunque sin conseguir su cometido.
Eduardo González Quirarte, alias “El Flaco”, llegó a ser señalado como uno de los más importantes líderes del Cártel de Juárez y sucesor de Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido como “El Señor de los Cielos”.
La bala dejó secuelas
De acuerdo con el relato de “El Futbolista”, entre 1998 y 1999, tras la muerte el 4 de julio de 1997 de Amado Carrillo en un hospital de la capital mexicana tras una operación estética fallida para modificar su rostro, González Quirarte, presuntamente bajo el efecto de algunas drogas, protagonizó una persecución policiaca en México que acabó muy mal para él.
“Estaba borracho, estaba drogado y un patrullero lo detuvo. No se detuvo, sino que huyó. Llamó a Álvarez Tostado (otro miembro del cártel) y le dijo: ‘Compadre, no voy a dejar que me atrapen, yo me voy a matar”, contó “El Futbolista” durante el juicio del ex capo del Cártel de Sinaloa.
“El Flaco” se habría disparado, tal y como lo había advertido, pero para su mala suerte el disparó no le ocasionó la muerte pero sí una pérdida considerable de memoria que le costó no volver a trabajar nunca más para el Cártel de Juárez.
A pesar de que durante muchos se le consideró como muerto, “El Flaco” dio señales de vida en agosto de 2016 al presentar dos demandas de garantías ante un Juzgado de Distrito de Amparo en Materia Penal en Ciudad de México. En marzo, un juez le otorgó la protección de la justicia federal para anular uno de los mandamientos que pretendió encerrarlo en una prisión.