“No tengo ni un dólar para subsistir”, dice Adri Fernández, un migrante de 26 años, bajo el sol texano del mediodía. Sus pertenencias son su tarjeta de identificación venezolana, y unos zapatos, una franela y un short recién donados que guarda en dos bolsas de plástico.
Tras cruzar la frontera, las autoridades migratorias lo liberaron en Laredo, Texas. En tan sólo 24 horas, logró un aventón de 200 millas de un desconocido hasta San Antonio, una litera en una iglesia para pasar la noche, y ducha y desayuno en un centro cristiano que lleva años atendiendo a los sin techo de la ciudad.
Ahora, bañado y con ropa limpia, sonríe porque dice que confía en “el sueño americano, que es trabajar y levantarse el lomo”. Está en un céntrico parque de San Antonio, rodeado de decenas de otros migrantes, también liberados por ICE y también sin un lugar donde ir o un familiar en Estados Unidos al que acudir.
Noticias Telemundo Investiga habló con una quincena de migrantes, la mayoría adultos solos, que fueron liberados por ICE en Estados Unidos sin un familiar o un conocido que se haga cargo de ellos.
En los documentos que les da Inmigración, aparece una dirección en la que “actualmente residen” en Estados Unidos para proseguir desde allí sus casos. Comprobamos que esas direcciones corresponden a oficinas de organizaciones sin afán de lucro o domicilios de contactos que tenían los migrantes pero que no se harán cargo de ellos o ni siquiera les responden al teléfono.
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