El ejemplo más claro de ‘One Club Men’ en la NBA. El ala-pívot alemán, Dirk Novitzki, pasó 21 temporadas defendiendo la camiseta de los Dallas Mavericks, que se hicieron con él después de que fuera elegido por Milwaukee Bucks con el número 9 del draft de 1998. La fidelidad y el amor a unos colores que le han terminado costando un alto precio y un auténtico calvario en su día a día tras escribir el punto y final a su legendaria carrera.
Por Marca
“No dejo de darle vueltas a que seguramente esos dos últimos años en la NBA no merecieron la pena. Hubo momentos brillantes, por supuesto, pero al equipo no le fue bien y la realidad es que yo apenas podía ya moverme”, reconoció en el podcast de su compatriota Toni Kroos.
“Si me hubiera retirado dos años antes, estoy seguro de que ahora podría moverme mejor. Podría jugar al fútbol de vez en cuando con los niños. Ahora ni puedo hacer eso. Es un deporte genial, muy divertido. Pero si no puedes moverte como Dios manda, es duro. Intento jugar un par de veces a la semana, pero no tengo casi movilidad. Casi todo lo que juego son partidos de dobles, pego algunas derechas desde el fondo de la pista y poco más”, lamentó.
Las secuelas tras más de dos décadas en la NBA le persiguen a día de hoy y los problemas físicos limitan la vida cotidiana del mejor jugador europeo de la historia.