El cofundador de Google Sergey Brin se divorció de su esposa, Nicole Shbahan, a principios de este año tras descubrir que había mantenido una breve aventura amorosa a finales del pasado otoño con el magnate Elon Musk, informó hoy el diario The Wall Street Journal.
El periódico, que cita a personas conocedoras del asunto, también indicó que el lío amoroso entre Musk y Shanahan puso fin a la larga amistad que el líder de Tesla mantenía con el cofundador de Google.
El diario recuerda que Musk, considerada la persona más rica del planeta y Brin, la octava, con fortunas multimillonarias, reconoció que durante años visitó habitualmente a Brin en su casa de Silicon Valley (California).
Una amistad que se extendió a los negocios, cuando durante la crisis económica de 2008, Brin aportó unos 500.000 dólares a Tesla, cuando la compañía de vehículos eléctricos de lujo intentaba aumentar su producción.
Según las fuentes citadas por el Washington Street Journal, las tensiones entre ambos magnates han aumentado en los últimos meses, hasta el punto que Brin ha ordenado a sus asesores financieros que vendan sus inversiones personales en las empresas de Musk.
Los documentos judiciales del divorcio, presentados el pasado enero, citan “diferencias irreconciliables” entre la pareja como el motivo de la separación.
Siempre de acuerdo con el diario, Brin y Shanahan llevaban un año separados, pero viviendo juntos cuando tuvo lugar el supuesto “affair”, ocurrido a principios de diciembre.
En los últimos meses Musk ha atraído el foco mediático no solo por sus actividades empresariales a la cabeza de Tesla o la compañía aeroespacial SpaceX, si no también por sus extravagantes mensajes en las redes sociales, el culebrón de la compra de Twitter que, de momento, ha acabado en los tribunales y por sus relaciones sentimentales.
En mayo se conoció que una azafata de vuelo de SpaceX denunció al empresario por acoso sexual, algo que Musk ha negado y en julio se supo que el fundador de Tesla tuvo un par de gemelos en secreto en noviembre del año pasado con Shivon Zilis, una supervisora de proyectos de su compañía Neuralink.
EFE