Las estructuras cayeron tras un incendio de varias semanas provocado por los granos fermentados por el intenso calor
Una sección de los enormes silos de grano del puerto de Beirut se derrumbó este domingo tras un incendio de varias semanas provocado por granos fermentados que se prendieron fuefo debido al calor del verano. La zona había quedado afectada luego de la enorme explosión ocurrida en 2020
Por Infobae
El bloque norte de los silos colapsó sonando como una explosión, levantando una espesa polvareda gris que envolvió la emblemática estructura y el puerto junto a una zona residencial. No estaba claro si había heridos.
Assaad Haddad, director general del silo del puerto, dijo a AP que “todo está bajo control”, pero que la situación aún no ha remitido. Minutos más tarde, la polvareda disminuyó y volvió la calma.
Sin embargo, Youssef Mallah, del departamento de Defensa Civil, dijo que otras partes del bloque norte de los silos estaban en peligro y que otras secciones de la gigantesca ruina podrían derrumbarse.
Los gigantescos silos, de 50 años y 48 metros de altura, habían resistido la fuerza de la explosión de hace dos años, protegiendo eficazmente la parte occidental de Beirut de la tragedia que mató a más de 200 personas, hirió a más de 6.000 y dañó gravemente vecindarios enteros.
La fermentación del trigo y el maíz que quedó atrapado en su interior tras la explosión provocó un primer incendio fue extinguido el 8 de julio, pero menos de una semana después se desató otro que ha permanecido activo hasta ahora. La oficina del primer ministro, Najib Mikati, indicó en un comunicado que “300 toneladas de las 800 (almacenadas en los silos) habían comenzado recientemente una combustión espontánea como resultado de factores climáticos”.
Bomberos y soldados no pudieron apagar las llamas, que ardieron durante semanas, liberando olores en las ciudades cercanas. Los ministerios de Medio Ambiente y Salud dieron la semana pasada instrucciones a los residentes que viven cerca del puerto para que permanecieran en espacios bien ventilados.
El incendio y la dramática visión del silo humeante y parcialmente ennegrecido revivieron los recuerdos y, en algunos casos, el trauma de los supervivientes de la gigantesca explosión que arrasó el puerto hace dos años.
Muchos se apresuraron a cerrar las ventanas y a volver al interior tras el derrumbe del domingo.
Cuando los granos en fermentación se encendieron a principios de julio, los bomberos y los soldados libaneses intentaron apagar el fuego con agua, pero se retiraron después de que la humedad lo empeorara. El Ministerio del Interior dijo más de una semana después que el fuego se había extendido, tras alcanzar unos cables eléctricos cercanos.
Los silos siguieron ardiendo durante semanas mientras el olor a grano fermentado se filtraba en los barrios cercanos. Los residentes que habían sobrevivido a la explosión de 2020 dijeron que el fuego y el olor les recordaban su trauma. La semana pasada, los ministerios de Medio Ambiente y de Sanidad dieron instrucciones a los residentes que viven cerca del puerto para que permanezcan en espacios bien ventilados.
La Cruz Roja libanesa distribuyó máscaras K-N95 a quienes viven en las cercanías, y los funcionarios ordenaron a los bomberos y a los trabajadores del puerto que se mantuvieran alejados de la zona inmediata a los silos.
Emmanuel Durand, un ingeniero civil francés que se ofreció como voluntario para el equipo de expertos encargado por el gobierno, dijo a la AP a principios de julio que el bloque norte del silo se había ido inclinando lentamente con el tiempo, pero que el reciente incendio aceleró el ritmo y causó daños irreversibles a la estructura ya debilitada.
Durand ha estado supervisando los silos desde miles de kilómetros de distancia utilizando los datos producidos por los sensores que instaló hace más de un año, y actualizando a un equipo de funcionarios del gobierno libanés y de seguridad sobre los acontecimientos en un grupo de WhatsApp. En varios informes, advirtió que el bloque norte podría colapsar en cualquier momento.
El pasado mes de abril, el gobierno libanés decidió demoler los silos, pero suspendió la decisión tras las protestas de las familias de las víctimas y supervivientes de la explosión. Sostienen que los silos pueden contener pruebas útiles para la investigación judicial, y que deben permanecer como un monumento al trágico incidente.
La investigación libanesa ha revelado que altos funcionarios del gobierno y de seguridad conocían el material peligroso almacenado en el puerto antes de la explosión, aunque hasta ahora no se ha condenado a ningún funcionario. Los funcionarios implicados interpusieron posteriormente recursos legales contra el juez que dirigía la investigación, lo que ha hecho que ésta se suspenda desde diciembre.
La actuación de los autoridades libanesas desde que las ruinas de los silos comenzaron a arder, a causa de la fermentación del trigo almacenado en ellos desde antes de la explosión, hace más de dos semanas generó polémica por su pasividad ante lo que los supervivientes y familiares de víctimas consideran que era un símbolo de esa tragedia.
Aquella deflagración causó más de 200 muertos y 6.500 heridos, devastó barrios enteros de la capital libanesa, dejando a miles de familias sin hogar, y asestó el último golpe a una economía en caída libre que ya estaba en crisis desde finales de 2019.