Los tatuajes se han convertido en un fenómeno global y César Ember lo entendió muy bien, al punto de llegar a tierras donde el oficio está en su mayor auge, para imponer su propio estilo.
Ya no se trata de un dibujo que se asocia con las malas conductas, sino de obras de artes que quedan grabadas en la piel de artistas, hasta abogados, economista o cualquier profesional. Hoy día, los clientes se dirigen a su artista favorito con experiencia en el estilo que desean, ya sea realista, surrealista o minimalista. Para los coleccionistas de este tipo de artes, representa «un privilegio» llevar una pieza de algún tatuador en específico.
En Suecia, específicamente en Estocolmo, se encuentra Ember, el venezolano que marca tendencia en la línea del realismo y surrealismo. La obsesión por la perfección del arte que ofrece es lo que precisamente lo llevó a darle otro rumbo al tema de los tatuajes, en un lugar donde los tattoos no son un tabú. «Es una pintura planificada, pensada, con un significado para quien decide hacérselo». Y es que la evolución del arte corporal trajo consigo la autenticidad en la industria. Ahora, no se trata de «copiar» un boceto de una revista o una imagen de Internet, sino que el artista personaliza las ideas que va a plasmar, para obtener un resultado que sobresalga entre los demás.
Este campo es «interpretación», así lo entendió desde sus inicios. «Es partir de la realidad, comprender y crear una nueva forma de manifestación», comentó.
Revisar el portafolio de este experto de la tinta es encontrarse con una infinidad de diseños que van desde rostros humanos y de animales, muchos de ellos mezclados con elementos surreales donde da riendas sueltas a la creatividad.
Alcanzar el profesionalismo le tomó muchos años. No en vano, es todo un experto de la tinta. Se ha paseado por los estudios más emblemáticos como «Aika» (Caracas), «La Barbería Tattoo» (Panamá), «Shangri-La (Chile), «Stattos» (Costa Rica), hasta llegar a «Västerorts Bläck Tattoo», espacio donde labora hoy día y está ubicado en la capital sueca, Estocolmo.
Desde su llegada a dicho país, el trabajo que ha venido realizando no ha dejado de dar frutos, pero, sobre todo, de despertar la admiración en colegas y clientes. Es una promesa internacional que, después de dejar en alto el nombre de Venezuela donde se encuentra, seguirá proyectándose en otras naciones.
Nota de prensa