Un sistema de salud abandonado, la gente muriendo sin ayuda y sin nada, fue lo que motivó a Carlos Luis Brito Moreno, médico gineco-obstetra, a recorrer sectores, comunidades y hasta ciudades del oriente del país para brindarles atención médica gratuita.
Por Susana Quijada
Brito, con más de 35 años de experiencia, organiza operativos médicos asistenciales totalmente gratis, en los que asegura se ha tenido que enfrentar a la tristeza de ver casos de personas que están muriendo sin siquiera recibir un diagnóstico.
Este apasionado profesional de la salud, nació el 10 de marzo, Día del Médico Venezolano, pero atribuye su interés por la Medicina a que sus padres desde pequeño le inculcaron esos deseos, basado en que eran grandes servidores sociales y querían que él continuara con ese legado.
En su familia, Carlos fue el primer profesional y recuerda con dulzura cómo sus padres le decían siempre “tienes que ser médico”. Hicieron de todo para que lo fuera, y cuenta que lo ayudaron “muchísimo”.
Cuando inicia sus estudios de bachillerato en el Liceo Luis Razetti en Caracas, hace amistad con los jóvenes Orlando Lozada y José Gregorio Flores, a quienes sus padres también les había sembrado el mismo interés por la Medicina.
En el tercer año de bachillerato, los tres hacen un juramento: “Vamos a estudiar Medicina y vamos a ayudar a la gente”. Se graduaron y así fue, pero todos tomaron rumbos diferentes, aunque la amistad sigue intacta.
Dilema existencial
Carlos inició sus estudios de Medicina en México con una beca de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, y en el año 1984 regresó a la Universidad del Zulia, donde culmina la carrera en el año 1987.
Posteriormente, viajó a Caracas y forma parte de la promoción fundadora del Hospital Domingo Luciani en el sector El Llanito en Petare. En 1989 se trasladó al centro hospitalario Miguel Pérez Carreño y realizó el postgrado en Ginecología y Obstetricia. Allí trabajó durante cinco años.
Posteriormente, en el año 1993 viajó a la ciudad de El Tigre en el estado Anzoátegui a recibir el Año Nuevo con su familia y decidió pasar por el Hospital Dr. Felipe Guevara Rojas para ver si conocía a alguien, y justo se consiguió con los casos de dos mujeres que iban a ser trasladadas, porque no había un obstetra de guardia. En ese momento ofreció su ayuda al residente para operarlas. “No tenía nada qué hacer y le dije vamos a operarlas”.
Al día siguiente cuando fue a darles de alta, practicó tres cesáreas más, porque no había obstetra, y fue en ese momento que la doctora Gladys Sile, directora del nosocomio tigrense, le ofreció trabajo.
Estaba en un dilema: si continuar trabajando en Caracas en un hospital de gran envergadura o trabajar en un pueblo. “Yo voy a ser cabeza de gato y no cola de león”, se dijo a sí mismo.
De manera casi simultánea empezó a trabajar en varios centros públicos y privados de salud del municipio Simón Rodríguez, y en 2007 fundó su propia clínica a la que bautizó Centro Materno Infantil La Maternidad.
“Mi intención era profesionalmente resolver las necesidades que la gente tuviera desde el punto de vista técnico, pero también desde el punto de vista administrativo. Traíamos paciente del hospital que no tenían para operarse y los operábamos gratis aquí en la clínica”, expresó Brito.
Pero el galeno quería dar más a la gente y es cuando decidió en el año 2012, viajar al río Caura en el estado Bolívar y ofrecer atención gratuita a decenas de personas que terminaron alargando su estadía en la zona durante una semana.
“Donde llegamos, la gente nos pide y creemos que nunca tenemos qué darle. Pero sí, siempre tenemos algo que dar”, expresó con una gran sonrisa Carlos.
Ya son tres años que lleva realizando operativos médicos asistenciales en comunidades del oriente del país, con una frecuencia que pasó de trimestral a dos veces al mes, y en los cuales ha atendido a más de 3.000 personas.
En un país donde se pisotea la profesión del médico, ¿qué inspira a un doctor llevar este tipo de operativos a los sectores más necesitados?
-Yo me había ido a España en el año 2019, abatido por la crisis y rendido, pensando que Venezuela no tenía salida para mis hijos y las generaciones futuras. Desde allá veía que a los médicos venezolanos nos tratan como si nosotros los necesitáramos a ellos para vivir mejor, pero aquí la gente nos necesita a nosotros para vivir mejor.
Decidí regresar a finiquitar algunas cosas y me agarró la pandemia. Me encuentro con un sistema de salud abandonado, la gente muriendo sin ayuda, sin nada. Entonces empezamos a salir a ver a la gente. Había dejado un eco portátil en España y pedí que me lo enviaran para ayudar aún más. El servicio de rayos X de mi clínica también lo puse a la disposición de los pacientes, a muy bajos precios. La gente aún sigue estando a su suerte, no hay para operaciones. La salud pública se abandonó.
¿Cuáles son las patologías más recurrentes que diagnostica en estos operativos?
-Los más triste es que en cada operativo conseguimos a alguien que se va a morir, porque nunca se trató o diagnosticó en los sistemas públicos de salud. Prescribimos frecuentemente personas con desnutrición y enfermos de cáncer terminal sin diagnóstico y sin tratamiento.
¿Cree que si las condiciones del país cambiaran, los médicos que emigraron regresarían?
-Yo estoy seguro, conociendo la vocación del médico venezolano. Si las condiciones cambiaran, el 99 por ciento regresaría para seguir aportando, ahora con la experiencia que han tenido afuera, para el crecimiento de su patria. A pesar de lo vapuleado que estamos ante la opinión pública y a pesar de que los salarios en el sistema de salud pública nunca han sido honorables.
¿Cuánto es el sueldo actual de un médico que trabaja en un centro de salud público?
-Un aproximado de 80 dólares mensuales, lo que sería el pago de cuatro consultas solidarias en un centro privado en un día. En el hospital se trabaja por la satisfacción de trabajar, no por el pago. Actualmente, son muchas las consultas donde la gente te paga con aguacate y con mango.
Desde de su perspectiva y experiencia, ¿cuál sería una posible solución para rescatar el sistema nacional de salud?
-Optimizar los dispersos recursos que tenemos. Hay una medicina venezolana y una cubana, que a pesar de los años, aún no se conectan. Homologar la formación médica para que no queden dudas de la calidad de las fuentes de generación de este recurso en el país, de tal manera que no haya diferencia de los conceptos que se tienen de los médicos integrales comunitarios y los médicos de las universidades tradicionales. Que cese esa confrontación que hay entre esas dos medicinas, que las promueve el mismo gobierno. Por último, pero no menos importante: rescatar la dignidad de los sueldos y salarios de los profesionales.