Cómo se vive en Kabul y otras zonas de Afganistán un año después del regreso de los talibanes al poder

Cómo se vive en Kabul y otras zonas de Afganistán un año después del regreso de los talibanes al poder

Los talibanes tomaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.

 

 

 





Cuando llegas al aeropuerto internacional de Kabul, lo primero que notas son las mujeres, vestidas con pañuelos marrones y capas negras, sellando pasaportes.

Por BBC Mundo

La pista de aterrizaje, que hace un año fue escenario de una marea de personas en pánico desesperadas por escapar, ahora es mucho más tranquila y limpia. Filas de banderas blancas de los talibanes ondean en la brisa del verano: se han pintado vallas publicitarias de los viejos rostros famosos.

¿Qué hay más allá de esta puerta de entrada a un país que fue trastornado por una rápida toma de poder por parte de los talibanes?

Dejar el trabajo a los hombres

Los mensajes son sorprendentes, por decir lo menos.

“Quieren que le dé mi trabajo a mi hermano”, escribe una mujer en una plataforma de mensajería.

“Nos ganamos nuestros puestos con nuestra experiencia y educación. Si aceptamos esto significa que nos hemos traicionado a nosotras mismas”, declara otra.

Estoy sentada con algunos antiguos altos funcionarios del Ministerio de Finanzas que comparten sus mensajes.

Forman parte de un grupo de más de 60 mujeres, muchas de la Dirección de Ingresos de Afganistán, que se unieron después de que se les ordenara irse a casa en agosto pasado.

 

Los talibanes dijeron a las funcionarias públicas que enviaran los CV de sus familiares varones que pudieran postularse para sus puestos de trabajo.

 

Aseguran que los funcionarios talibanes les dijeron: “Envíen los resúmenes curriculares de sus familiares varones que puedan postularse para sus trabajos”.

“Este es mi trabajo”, insiste una mujer que, como todas las mujeres de este grupo, pide ansiosa que se oculte su identidad. “Luché con mucha dificultad durante más de 17 años para conseguir este trabajo y terminar mi maestría. Ahora estamos de vuelta a cero”.

En una llamada telefónica desde fuera de Afganistán, se nos une Amina Ahmady, quien fue directora general de este despacho.

Se las arregló para irse, pero esa tampoco es una salida.

“Estamos perdiendo nuestra identidad”, lamenta. “El único lugar donde podemos guardarlo es en nuestro propio país”.

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