Bienaventurados los que son perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Jesús de Nazaret
Es interesante evangelizar desde la perspectiva del testimonio, ser referente, tener coherencia, mostrar que Jesús sale a nuestro encuentro en toda circunstancia, a eso ha dedicado su vida sacerdotal el obispo nicaragüense Rolando Álvarez, por ello, el gobierno de Nicaragua no ha hecho más que resaltar su valía, su temple, su coraje, su fe inquebrantable, como ha sucedido con innumerables líderes religiosos, católicos, evangélicos, luteranos u ortodoxos, a lo largo de la historia.
Para algunos Monseñor Álvarez se metió en política, peor, lo acusan de terrorista, de formar grupos violentos, sabemos que tales señalamientos responden a una estrategia manifiesta en Venezuela, cual es criminalizar al adversario, al que le resulta incómodo al gobierno. Que se metió en política, es lo que suelen decir cuando líderes religiosos llenan el vació que dejan otros líderes, por caso políticos, ante el clamor popular. Quienes dicen tal cosa, no están errados, pues somos animales políticos, pero de ahí a hacer proselitismo hay un trecho bien grande.
Hablando de liderazgo, el secuestro de Monseñor Álvarez, a quien digo así por respeto, porque él prefiere que lo llamen Rolando, a secas, bueno, ese secuestro por parte del fuerzas del orden nicaragüenses, (https://www.youtube.com/watch?v=sRSRTKQMXGA) a mi modo de entender, representa un fuerte cuestionamiento al mal llamado liderazgo que se atribuye nuestra representación y de paso pretende jugar con las esperanzas de todos los que aspiramos un mayor bienestar, como lo ha manifestado el prelado en Nicaragua. Es decir, ese cura, como le dicen muchos, ha tenido la voluntad de expresar, a viva voz, de frente y sin miedo, las carencias observadas en su grey como consecuencia de un sistema pernicioso de gobierno, si eso es ser terrorista, en Venezuela muchos de nuestros llamados líderes están distantes de ser acusados como él, especialmente aquellos que como Guanipa se empeñan en pedir levantamiento de sanciones impuestas a los pares del presidente Ortega.
Rolando, consustanciado con su grey, con su pueblo, no ha dudado en exigir justicia, comedimiento en el ejercicio del poder, bienestar para el pueblo, en especial para los niños. Sin dejar de mantenerse fiel a los dogmas a los que debe respecto, puso de manifiesto la validez de la doctrina social de la Iglesia, lo cual no es poca cosa vista la preocupación de un gobierno totalitario que ve en él un enemigo, ocasionando un impase diplomático que gracias a los buenos oficios del Cardenal de Nicaragua y Arzobispo de Managua no ha llegado a mayores.
Sin temor a caer en lugares comunes, he de decir, ese si es un líder, tan es así, que le temen, lo he visto subiendo en mula cuestas para llegar a poblaciones de difícil acceso, asistir a innumerables paisanos suyos en situaciones trágicas, calamitosas, metido en el barro, en ocasiones prácticamente con el agua al cuello, y lo hace, porque las autoridades llamadas a atender y remediar esas situaciones no lo han hecho, y él, que muy bien pudiese quedarse al amparo del claustro episcopal ha tenido a bien, con aplomo, determinación y voluntad, salir en ayuda del prójimo.
No es el único ejemplo a nivel religioso, existen numerosas personas que actúan como él, soló que el régimen nicaragüense, Daniel Ortega y la bruja que tiene como esposa, nos hacen el favor de recordarnos que la fe tiene una dimensión de proximidad o solidaridad, caridad sería el término correcto, de autenticidad, que puede mover los cimientos de los gobiernos autoritarios o totalitarios.
No sé cómo irá a terminar el secuestro de Rolando, de ese gran prelado y pastor nicaragüense, lo que sí sé es que su actitud ante la ignominia será cimiente para la fortalecer la autodeterminación de su pueblo, a fin de cuenta su grey, puesto que, desde la fe, su labor pastoral tiene un impacto inconmensurable con incidencias en el orden social y político que han llegado a ser causa de desestabilización de un régimen totalitario, autocrático, sin piso político ni arraigo en la sociedad nicaragüense. Hasta lo pudiéramos comparar su fe religiosa con el (https://www.youtube.com/watch?v=329FUf50x38) Arzobispo Oscar Romero quien fue la voz de los desheredados en El Salvador y es asesinado el 24 de marzo de 1980. Este crimen es el comienzo de un destino anunciado: la guerra civil y espero que no se repita otro crimen con Rolando. ¡Dios lo bendiga infinitamente Monseñor Álvarez!
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