En su escritorio hay una montaña de papeles. Las paredes están cubiertas de tapas de revistas enmarcadas y de todo tipo de recuerdos. Hay una enorme zapatilla de Shaquille O’Neal junto a cascos de fútbol americano, cinturones de boxeo y otros artículos deportivos dispersos por todos lados en la oficina del magnate en la Trump Tower.
Por Clarín
Mucho antes de incursionar en la política, a Donal Trump le encantaba coleccionar cosas. Es un hábito de toda la vida que, junto con sus descuidos, su tendencia a ignorar las reglas y su caótica partida de la Casa Blanca tras negarse a aceptar su derrota electoral, desembocaron en una investigación que plantea extraordinarios retos políticos y legales.
El reciente allanamiento de su casa en Mar-a-Lago en busca de documentos de sus años en la Casa Blanca fue una medida sin precedentes en contra de un ex presidente que se da por descontado volverá a postularse a la presidencia.
Las autoridades no han revelado qué contenían exactamente las cajas que se llevaron, pero el FBI dijo que recuperó una cantidad de documentos, incluidos algunos que podrían causar daños “excepcionalmente graves” a los intereses de Estados Unidos si son revelados al público.
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