Un estudio del centro médico Cedars-Sinai, de EEUU, se suma a la evidencia de que las infecciones por COVID-19 no diagnosticadas aumentan la transmisión del virus.
Por infobae.com
La rápida propagación de la variante Ómicron del coronavirus en todo el mundo desde fines de 2021 se ha atribuido a varios factores: desde la alta transmisibilidad de la variante, la cobertura limitada de las vacunas en algunos países y la flexibilización en las restricciones sanitarias y en el uso de tapabocas. A pesar de todos los factores conocidos, quedan variables inciertas que los científicos continúan investigando.
Entre estas, se destaca la medida en que las personas infectadas pueden desconocer su estado infeccioso. Múltiples estudios anteriores han indicado que las infecciones por SARS-CoV-2 asintomáticas o mínimamente sintomáticas son probablemente desencadenantes de brotes, así como de una transmisión rápida y continua de persona a persona en las comunidades.
En ese sentido, investigadores de Cedars-Sinai encontraron que el 56% de las personas contagiadas con Ómicron no sabían que estaban infectados con el virus que causa el COVID-19. Los hallazgos del estudio se publicaron en JAMA Network Open.
Más de una de cada dos personas que estaban infectadas con Ómicron no sabían que lo tenían -declaró Susan Cheng, directora del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento saludable del departamento de Cardiología del Instituto del Corazón Smidt del Cedars-Sinai, en Nueva York, EEUU, y autora del estudio-. La conciencia será clave para permitirnos ir más allá de esta pandemia”.
Estudios anteriores estimaron que al menos el 25% y posiblemente hasta el 80% de las personas infectadas con SARS-CoV-2 pueden no experimentar síntomas. En comparación con otras variantes del SARS-CoV-2, Ómicron se asocia con síntomas generalmente menos graves que pueden incluir fatiga, tos, dolor de cabeza, dolor de garganta o secreción nasal.
“Los hallazgos de nuestro estudio se suman a la evidencia de que las infecciones no diagnosticadas pueden aumentar la transmisión del virus” -confirmó Sandy Y. Joung, investigadora de Cedars-Sinai y primera autora del documento-. Es probable que un bajo nivel de conciencia de infección haya contribuido a la rápida propagación de Ómicron”.
Con intención de ir tras las huellas de esta situación, como parte de la investigación sobre los efectos de la COVID-19 y el impacto de las vacunas, los investigadores comenzaron a recolectar muestras de sangre de los trabajadores de la salud hace más de dos años. En el otoño boreal de 2021, justo antes del comienzo del aumento de la variante de Ómicron, los especialistas pudieron ampliar la inscripción para incluir pacientes.
De los trabajadores de la salud y los pacientes que participaron en la investigación, los científicos identificaron a 2.479 personas que habían contribuido con muestras de sangre justo antes o después del inicio de la oleada de Ómicron. Los investigadores identificaron a 210 individuos que probablemente estaban infectadas con la variante Ómicron según los nuevos niveles positivos de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en su sangre.
Más tarde, los investigadores invitaron a los participantes del estudio a proporcionar actualizaciones sobre el estado de salud a través de encuestas y entrevistas. Solo el 44% de los participantes del estudio con anticuerpos contra el SARS-CoV-2 recientemente positivos sabían que estaban infectados con el virus. La mayoría (56%) desconocía cualquier infección reciente por COVID-19.
De los participantes del estudio que no lo sabían, solo el 10 % informó haber tenido síntomas recientes que atribuyeron a un resfriado común u otro tipo de infección.
“Esperamos que la gente lea estos hallazgos y piense que tras una reunión donde alguien dio positivo o cuando comenzó a sentirse un poco mal, que tal vez debería hacerse una prueba rápida. Cuanto mejor entendamos nuestros propios riesgos, mejor seremos para proteger la salud pública y de nosotros mismos”, afirmó Cheng.
La investigadora y sus colegas también están estudiando patrones y predictores de reinfecciones y su potencial para ofrecer una inmunidad duradera al SARS-CoV-2. “Además de crear conciencia, esta información podría ayudar a las personas a gestionar su riesgo individual”, concluye la especialista.