El pasado 30 de junio de 2022, una ráfaga de disparos alteró la calma de los habitantes del casco central de Puerto Ayacucho, capital de Amazonas, al sur de Venezuela. En el suelo estaba el cadáver de Virgilio Trujillo lleno de sangre, un líder indígena de 38 años, del municipio Autana y coordinador de la Guardia Territorial Uwottujja.
Por Corresponsalía La Patilla.
La noticia corrió como pólvora en la ciudad de casi 80.000 habitantes, porque los amazonenses recordaron el homicidio de Freddy Menare, otro dirigente uwottujja que murió a balazos a plena luz del día mientras caminaba por una calle, en 2017. Lo ocurrido con Trujillo rápidamente se supo en las aldeas más recónditas, de donde era oriundo el fallecido.
El que hasta entonces fue un férreo defensor de las tribus indígenas y del territorio de la Amazonía, había sido asesinado a balazos por desconocidos. Un testigo les dijo a funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que observó cuando a Trujillo lo bajaron de una camioneta y desde dentro de ese vehículo le dispararon varias veces. Los funcionarios hallaron tres conchas de proyectil en el suelo.
Sin embargo, pese a que el Ministerio Público del régimen de Maduro ha dicho que está investigando el caso, no ha habido ningún arresto ni se ha informado sobre avances en la averiguación. A dos meses del crimen, persiste la impunidad y la opacidad. Lo único que se ha dicho como hipótesis principal es que se trató de un sicariato.
El último día del líder uwottujja
Pero… ¿Dónde estuvo por última vez Virgilio Trujillo? Según el relato de testigos, la oficina de la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (Orpia) fue el último lugar donde lo vieron con vida. Sus compañeros de trabajo recuerdan que él salió de la oficina y no supieron más del líder indígena.
Otro dato relevante en el caso es la participación que tuvo Trujilo en algunos operativos realizados por la Fuerza Armada Nacional (FAN) para desmantelar a grupos guerrilleros que operan en el corazón de la selva de Amazonas, semanas antes de su homicidio. Según la ONG Kapé Kapé, el líder indígena uwottujja dio información a organismos militares sobre la ubicación de pistas clandestinas y campamentos ilegales.
Sus compañeros creen que haber revelado esa información puso en riesgo su vida. “En estos operativos se han destruido sitios usados para el procesamiento de drogas, se han incautado aviones y desalojado a Terroristas Armados Narcotraficantes Colombianos (Tancol). Este acompañamiento y la acción consecuente en defensa del territorio ancestral uwottujja, le costó la vida a Virgilio Trujillo”, presumen algunos de sus hermanos que conversaron con Kapé Kapé.
Durante años, Virgilio Trujillo Arana alertó la presencia de grupos armados en la selva, minas y territorios indígenas del pueblo uwottuja. También denunció la instalación de pistas clandestinas que favorecen, entre otras actividades, el traslado ilegal de oro y drogas. El daño que le hacían a la selva y a sus hermanos, le dolía a Virgilio y lo dejaba ver en cada denuncia.
Víctimas de sicarios y FAN
De acuerdo con el Observatorio para la Defensa de la Vida (Odevida), entre 2013 y 2021, 32 líderes indígenas y ambientales fueron asesinados, 21 de ellos por sicarios mineros o miembros de organizaciones guerrilleras colombianas y 11 por efectivos de la Fuerza Armada Nacional (FAN).
Diversas organizaciones se pronunciaron por el homicidio de Trujillo. Entre otras está el Grupo de Trabajo de Asuntos Indígenas (Gtai) de la Universidad de Los Andes, que dijo que las luchas que tienen los nativos en contra de grupos armados y la devastación de la selva, no es nueva.
“Los agentes oscuros del extractivismo fueron por Virgilio, en venganza por su compromiso de defender la Amazonía venezolana. Exigimos que se esclarezca el crimen, estableciendo las debidas responsabilidades de los autores materiales e intelectuales”, indicó Gtai.
Organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea también condenaron el hecho y pidieron justicia. “Exigimos a las autoridades civiles y militares justicia ante el asesinato de nuestro compañero de luchas y defensor del territorio”, dijo para entonces Orpia.
Violencia contra indígenas
Tal como lo revela el Observatorio para la Defensa de la Vida, los indígenas viven, cada vez con más frecuencia, escenarios de violencia donde ellos son el blanco principal. El pasado 20 de marzo, durante una disputa por el servicio de internet en la comunidad indígena Parima B, cuatro yanomamis fueron asesinados presuntamente por disparos efectuados por funcionarios del puesto fronterizo de la Fuerza Aérea.
Los militares se negaban a compartir el servicio de internet con la tribu, a pesar de que el dispositivo había sido comprado por el capitán de la aldea. Los fallecidos de ese hecho fueron: Marina González, de 45 años; Jhonatan Silva, de 30 años; Caribán González, de 22 años; Isnardo Borges, de 21 años. De acuerdo con la versión oficial, otras cinco personas resultaron heridas, entre ellas dos funcionarios militares.
Al igual que en otros casos, no hubo ningún detenido ni se avanzó en la investigación, a pesar de que habían pruebas y testimonios de lo que había ocurrido.
La sangre, el dolor y la impunidad son las variables comunes en los conflictos en la selva venezolana, donde los indígenas parecen estar desamparados y a merced de un Estado que dice protegerlos, pero los ataca a mansalva, según los hechos mostrados en este reporte y comunicados emitidos por organizaciones.