No hemos tomado conciencia cabal de las dimensiones de la cancelación de la libertad de expresión e información por la criminal hegemonía comunicacional. Los mensajes alternativos no llegan a amplios sectores de la sociedad. El Estado comunal se refunda desde las bases destruidas del Estado y elimina la democracia. Fusión del Estado con el Partido Único Socialista consolida la estructura para el dominio total. No hay líderes sino jefes, aunque sean elegidos por 4 personas de una comunidad de 60, los ciudadanos quedan inermes y desplazados.
Ante este panorama sórdido no cabe la opolaboración con su planteamiento fallido de cohabitación, sino una nueva dirección política. El seudolíder solo funciona en el entramado de la corrupción, su acompañamiento acaba con cualquier prestigio forjado y funde en una pluralidad que no representa a nadie.
El líder, a contrapelo del jefe impuesto, prepara el camino a la democracia, con una narrativa ajustada a la verdad y el testimonio de una vida austera y coherente con la misión asumida. Inspira esperanza en medio de la desolación, mirando más allá de los fenómenos. Conecta con la gente, la promueve y no la reduce al interés mezquino de su voto.
La verdad le aporta luces y persevera mediante la comprensión de la realidad en procurar la destrucción de la fuente del mal. Centrado en la verdad, apartado del fuego fatuo que engaña con felicidades fugaces y caducas, siembra en tiempos oscuros. Con paciencia y paso firme se mueve entre la borrasca de persecuciones y tribulaciones que venimos soportando y construye el momento para edificar la tierra de gracia con el concurso de todos.
¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!