La producción petrolera requiere grandes capitales y conocimientos técnicos. En consecuencia es y ha sido desarrollada por empresas transnacionales.
Los venezolanos han tenido permanente interés en el negocio petrolero a través del tiempo.
En 1878, fue creada la Petrólia del Táchira.
En 1914, con el pozo Zumaque I, la Shell comienza la producción petrolera.
En 1922, con el reventón del POZO BARROSO II, Venezuela entra en el concierto de país importante en producción petrolera.
En 1960, 50 años después de su explotación comenzaron las transnacionales a devolver al estado Campos económicamente de producción marginal.
De nuevo aflora el interés privado nacional y entre ellos el ing. Petrolero Humberto Peñaloza, promueve por suscripción pública de acciones a razón de
Bs 10, por acción (2.22 $ de la época) a Petrolera Mito Juan, que opera y comienza a producir barriles.
Otros empresarios forman y operan 3 empresas más, entre ellos, Rafael Tudela.
En 1976, comienza la denominada Nacionalización petrolera, que es una estatización de la actividad y por igual sustituye a las grandes operadoras transnacionales y a las pequeñas Incipientes venezolanas.
En 1978, la Cámara Petrolera comienza una campaña para la maximización de participación venezolana y en los campos marginales.
En 1992. Después de muchos debates políticos, se logra la apertura petrolera dentro del cual se permitió la participación de empresas venezolanas en campos marginales.
Con reglas y legislación claras, Comenzó un boom económico nacional y la participación de grandes capitales internacionales y pequeños nacionales.
En 2001, se modifica la Ley, y de nuevo el Estado desplaza a las empresas privadas por igual, nacionales y extranjeras.
Alguna de las grandes internacionales, se van y las pequeñas criollas siguen.
Es lamentable que históricamente el Estado, dueño del recurso, poco ha incentivando la participación privada criolla.
Contrariamente, en el tiempo de las trasnacionales, promovían, por razones, de disminución de costos, al sector privado.
Es curioso que Argentina, sin ser un país petrolero, si permite la actividad petrolera a sus nacionales.
Ejemplo de ello fue en la apertura, donde se presentaron 6 empresas argentinas que obtuvieron campos marginales, asociados o no con empresas criollas.
Actualmente las pocas sobrevivientes empresas operadoras venezolanas, que quedan, están disminuidas, manejadas por funcionarios externos, y sufren descalabro económico, por altas cuentas por cobrar, de lo que les corresponde del porcentaje de sus barriles o metros cúbicos de gas producidos.
La pérdida de estas empresas, sería un fracaso al esfuerzo criollo que lleva décadas de frustraciones.
Por el contrario, su permanencia, y fortalecimiento animaría la multiplicación del interés privado nacional, disminuyendo la dependencia e incrementando barriles, diversificando el negocio petrolero en Venezuela y dejar de ser los venezolanos los marginados de la actividad.
ExPte Cámara Petrolera. Consecomercio y Fedecamaras
@eromeronava