Los líderes positivos transmiten seguridad y equilibrio en los momentos de estrés o crisis. Una guía de técnicas para que los grupos laborales den su máximo potencial.
Por infobae.com
Un líder que logra el equilibrio físico y mental en momentos de estrés es una gran fuente de inspiración y motivación para su equipo de trabajo. Como reza el dicho popular, nada mejor que predicar con el ejemplo.
Por eso, los líderes deben transformarse primero a sí mismos si pretenden cambios en sus equipos. Los ambientes laborales han cambiado en profundidad después de la pandemia. La salud mental, el bienestar y el autocuidado son demandas habituales de los empleados y promoverlas es una manera efectiva de retener talentos.
El liderazgo positivo cultiva la conexión entre los colaboradores del equipo, para satisfacer una de las necesidades humanas más básicas, como son los vínculos sociales saludables.
1- Empatía con el equipo
Las posiciones de liderazgo deben promover relaciones respetuosas, franqueza para evitar malentendidos y especial atención por la situación personal de cada colaborador.
Esto no implica ser indulgente, sino estar al tanto del contexto individual de cada integrante del equipo, lo que redundará en trabajadores que aprecian la contención y sean capaces de hacer más por el equipo.
“Aquellos que poseen un mayor desarrollo emocional en los aspectos de escucha tienden a ser percibidos como líderes confiables, lo que redunda en una mayor satisfacción laboral y fomenta la creatividad de los equipos”, explicó Diego Pasjalidis, ingeniero especialista en estrategias, innovación y transformación digital.
2 – Disfrutar de las tareas
Quienes se divierten en el trabajo son más cretaivos y muestran un mejor rendimiento, porque la alegría es fuente de motivación y aumenta la productividad.
Disfrutar de la tarea y transmitir esa conexión positiva con el trabajo, también nos ubica en un mejor lugar para la toma de decisiones. Quienes están estresados, muy preocupados u ofuscados por malos resultados, probablemente tomen decisiones equivocadas, fruto del arrebato emocional. Además, la alegría es contagiosa y genera un ambiente de energía positiva.
Para alcanzar este objetivo es fundamental establecer estrategias y actividades que vinculen al líder y sus equipos con el disfrute, esto puede ir desde una cena fuera del horario de trabajo, un día al aire libre para compartir con todos los colaboradores o un café luego del trabajo. Pero también es clave expresar la alegría cotidiana en el horario de oficina y estar atento en el día a día: contar un chiste, hacer una pausa para un café, contar anédoctas inspiradoras.
4- Equilibrio entre vida personal y laboral
Las personas son el factor clave del éxito (o de fracaso) de un negocio. Cada vez más, las nuevas generaciones se alejan del modelo clásico de trabajo del siglo XX que ponderaba el sacrificio y el esfuerzo a cualquier precio para construir una carrera profesional. La vida personal se instauró como un valor con mucho más fuerza luego de la pandemia y los colaboradores son cada vez más celosos del tiempo para sus actividades extralaborales.
Pasjalidis señaló en Infobae que las nuevas generaciones “valoran el salario mucho menos que cualquier otra generación, son más diversos, consideran prioritario el trabajo en modalidad remota y no están dispuestos a hacer concesiones que no se ajustan a sus valores, por lo que estarían más predispuestos a abandonar organizaciones que interfirieran en este equilibro entre lo laboral y su vida personal”.
5 – Seguimiento amable
Las formas, muchas veces, pesan tanto como el contenido en las relaciones humanas. Un líder en equilibrio sabe transmitir instrucciones y monitorear a su equipo para lograr resultados efectivos. Para lograrlo, hoy es fundamental la manera en que se comunican las tareas y se auditan las tareas del equipo.
En ese sentido, uno de los consejos de la Universidad de Harvard para la conducción de equipos de trabajo es el arte de hacer seguimiento con amabilidad. Alejandro Melamed, doctor en Ciencias Económicas y consultor en temas de Liderazgo, detalló en Infobae cómo hacerlo de la manera apropiada:
– Evitar palabras o frases genéricas como “seguimiento” o “revisando” que pueden ser mal percibidas y retrasar más aún el proceso. Ser específico, por ejemplo: “Próximos pasos en el proyecto X”.
– Considerar el tono que se utiliza para comunicar. Tratar de ser amable y educado.
– Ser conciso y ofrecer una opción accesible. No romper puentes y preservar los vínculos es clave