Víctimas de la zona 0 del Covid-19 en Brasil piden “un presidente más humano”

Víctimas de la zona 0 del Covid-19 en Brasil piden “un presidente más humano”

Antonio da Costa, jubilado de 69 años y que perdió su hija por el coronavirus, habla en entrevista con Efe el 01 de septiembre de 2022 en Manaos (Brasil). EFE/Bruno Zanardo

 

 

 





Hablar de la pandemia de la covid-19 hoy es un tabú en la ciudad brasileña de Manaos, un asunto lejano a pesar del caos vivido hace no tanto tiempo. Pero los familiares de las víctimas no olvidan y piden que de las próximas elecciones de octubre salga un presidente “más humano”.

En enero de 2021, las imágenes de desespero por las calles, de cientos de vecinos haciendo fila para conseguir oxígeno y de las fosas comunes en los cementerios de la precaria capital del estado de Amazonas dieron la vuelta al mundo.

Manaos vivió el peor colapso sanitario de Brasil durante lo peor de la pandemia, que en todo el país deja hasta el momento casi 700.000 fallecidos. La Fiscalía cree que más de 60 personas murieron asfixiadas en Amazonas por falta de oxígeno.

Para las víctimas aún es una herida abierta que escuece cada vez que se usa como arma arrojadiza en la campaña electoral, polarizada entre el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el actual presidente, Jair Bolsonaro, un negacionista de las vacunas y de la gravedad de la covid-19.

DE LA DEPRESIÓN A LA INDIGNACIÓN

Carla Oliveira quien perdió a su padre, su madre y su hermano por el coronavirus habla en entrevista con Efe el 01 de septiembre de 2022 en Manaos (Brasil). EFE/Bruno Zanardo

Carla Oliviera sigue tomando antidepresivos. Hasta hace un mes se despertaba gritando en medio de la noche, según relata a Efe. Su mirada se pierde en el horizonte cuando recuerda los días entre el 5 de enero y el 3 de febrero.

Ese mes perdió a su padre, su madre y su hermano, víctimas del coronavirus. “Mi hermana y yo nos quedamos solas”, rememora.

Ella, como tantos otros, se pasó días buscando cilindros de oxígeno por la ciudad, mientras “cientos corrían de un lado a otro desesperadas”.

Hoy cuenta que hay personas a las que “no les gusta hablar del tema”, incluso de su propio entorno.

“Las personas olvidan muy rápido, pero yo no. Yo sé lo que viví, yo vi el caos delante de mí”, dice a Efe Mayara Brilhante, fundadora y directora ejecutiva de la ONG Parceiros Brilhantes.

Esta organización sin ánimo de lucro consiguió, gracias a 1,5 millones de reales (300.000 dólares) en donaciones, comprar más de 23.000 litros de oxígeno, entre otros insumos y equipamientos médicos, para mitigar los efectos de la crisis.

Aunque algunos efectos de la pandemia son perennes.

El Instituto de Investigación y Enseñanza para el Desarrollo Sostenible, con sede en Manaos, atiende a 200 huérfanos derivados de la covid-19. Su directora, Glauce Galúcio, denuncia que las ayudas han caído de forma aguda en los últimos meses.

Galúcio acaba de hacerle entrega a Antonio da Costa, jubilado de 69 años, unas bolsas con productos básicos. El virus le arrebató a su hija y ahora él y su esposa cuidan de sus cuatro nietos, uno de ellos de un año y seis meses y otros dos en edad escolar.

Explica que es “no es fácil darles desayuno, comida, cena y merienda” con apenas la jubilación y la pensión de su esposa por asumir la custodia de los niños. En total, unos 500 dólares.

Da Costa evita críticas directas a Bolsonaro, que niega la gravedad del coronavirus, pone en duda la eficacia de las vacunas y censuró el aislamiento, y solo le pide al futuro nuevo presidente que les “dé más atención”.

Oliveira, que comenzó a ver la luz al final del túnel gracias al apoyo de la Asociación de Víctimas y Familiares de Víctimas de la Covid-19 (Avico Brasil), es más asertiva.

“El Gobierno de Bolsonaro dice que la cantidad de muertes se infló para que liberaran más recursos públicos. Eso es algo que me da náuseas”, comenta, para después recordar el día en que el líder ultraderechista imitó a gente ahogándose por falta de aire.

DE LA INDIGNACIÓN A LA ARENA POLÍTICA

Toda esa indignación por la “omisión” de Bolsonaro en la gestión de la pandemia la ha transformado en una lucha política Vanda Witoto.

Esta líder indígena, enfermera, fue la primera persona en ser vacunada en Amazonas. Durante la “crisis de oxígeno”, montó una suerte de hospital en el Parque de las Tribus, un barrio de Manaos que reúne a cientos de familias de más de 35 etnias.

Las hamacas las transformó en camas hospitalarias, utilizó su propio vehículo a modo de ambulancia y movilizó a sus amigas para coser mascarillas.

Ahora es candidata a diputada por el partido Red y uno de los ejes de su campaña es evitar que todo caiga en el saco del olvido.

“Manaos se asfixió y tenemos que estar recordando eso a las personas porque lo olvidan muy rápido”, expresa a Efe.

Ella confía plenamente en la victoria de Lula, como Oliveira, que apenas demanda al futuro nuevo presidente ser “más humano” y “pensar menos en el poder”.

EFE