Los partidarios de la Superliga no bajan los brazos: El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, defendió el proyecto el pasado domingo y le siguió el juventino Andrea Agnelli, a la espera de que tome la palabra el azulgrana Joan Laporta. Una decisión judicial en 2023 será crucial.
“No hay clubes de fútbol entre las diez entidades más ricas del mundo, algo tenemos que estar haciendo muy mal en la vieja Europa”, comenzó Pérez el domingo en la asamblea de socios del campeón de Europa.
El presidente del gigante blanco había liderado a un grupo de 12 grandes clubes europeos en el proyecto de la Superliga, presentado en abril de 2021 y que se desvaneció a los pocos días de ser anunciado debido a la presión de hinchas y autoridades, tanto deportivas como políticas.
Los únicos clubes que desde entonces han intentado mantener viva la llama de esta nueva liga, cerrada y que sería una competencia directa para la Champions, son el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus.
Pérez comparó el fútbol europeo actual con el tenis: “¿Qué sentido tiene privar a los fans de los grandes partidos? Nadal y Federer se enfrentaron 40 veces. Nadal y Djokovic 59, ¿es aburrido?”.
“Liverpool y Real Madrid se han enfrentado nueve veces en 67 años”, continuó.
Dormido durante muchos meses, el proyecto de la Superliga despertó en julio, cuando el litigio por un presunto abuso de posición dominante por parte de la UEFA se llevó al tribunal de justicia de la Unión Europea, a solicitud de una juez madrileño al que acudieron los promotores de la Superliga.
Ceferin replica
Tras las palabras de Pérez, el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin salió al paso el lunes. “Una vez más ha mostrado que su idea es cerrarlo todo, sin partidos contra equipos pequeños”, señaló en una rueda de prensa en Roma.
El jueves, en una carta a sus accionistas, Andrea Agnelli, presidente de la Juventus, reafirmó su “compromiso” con el proyecto y propuso “establecer un vínculo directo entre los patrocinadores que se atrevan a tomar riesgos empresariales y el control de los recursos económicos”.
El mismo día, el Barcelona presentó sus cuentas y Eduard Romeu, vicepresidente del sector económico del Barça, afirmó que “considerar de nuevo la Superliga sería positivo”.
“Nuestra voluntad es llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes, que permitiera a los clubes que generen más dinero ser los que perciban más beneficios”, añadió.
¿Éxito o fracaso?
Los opositores al proyecto también han elevado el tono. El viernes, la UEFA y la Comisión Europea anunciaron la renovación hasta 2025 de su acuerdo de cooperación que tiene “como objetivo utilizar el fútbol europeo como una fuerza para lograr cambios positivos”.
El eurodiputado italiano Sandro Gozi, secretario general del partido demócrata europeo, preguntó al respeto en la sesión plenaria del Parlamento: “¿Este acuerdo con la UEFA no amenaza la independencia y la parcialidad de la UE cuando el caso está siendo examinado por el Tribunal de Luxemburgo?”.
Para contrarrestar a la Superliga, la UEFA anunció en mayo una profunda reforma de la Liga de Campeones en 2024, con 36 equipos en lugar de 32 y un minicampeonato de ocho jornadas en lugar de la tradicional fase de grupos actual. Los derechos de televisión ya fueron atribuidos por 15.000 millones de euros (14.600 millones de dólares) para tres años (2024-2027).
“Las ventas del nuevo formato en Estados Unidos han aumentado un 150%. En el Reino Unido y Francia no tanto. Muestra que el nuevo formato tiene un gran éxito incluso antes de comenzar”, declaró Nasser Al-Khelaifi, presidente del París SG, uno de los grandes clubes europeos que no estuvo en el acuerdo de la Superliga.
“El fútbol debe desarrollarse pero de una manera que respete a todos los clubes; pequeños, medianos y grandes”, dijo el que es también presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA) y vicepresidente de la UEFA.
En los próximos meses continuará el proceso judicial, que puede ser clave en el conflicto. La decisión final, a comienzos de 2023.
AFP