Perdemos la capacidad de asombro ante la inaudita decisión de la Casa Blanca de blanquear a los narcosobrinos convictos, confesos y sentenciados. Ha sido un duro golpe al sistema judicial norteamericano y al valor de la justicia en un mundo lleno de problemas y desigualdades. Ha significado un mentís al informe de expertos independientes de la ONU y a la causa que avanza en la Corte Penal Internacional. Estamos inmersos en un mundo líquido donde nada es sólido, nada es consistente.
Hoy constatamos el fortalecimiento de los grupos que trabajan por el deterioro de la democracia. Los presos políticos no salen de su prisión injusta con la ayuda de Biden, pero este decide dar incentivos al crimen organizado que es el que manda. Un claro signo de los tiempos: las agendas ideológicas son hoy más importantes que los ideales de libertad y la dignidad del ser humano. Esto es un desvió inaceptable de los cimientos que nos definen como cultura occidental. Occidente se erigió en torno a la defensa de los valores primordiales de la vida y la libertad que sirven de frenos a las tentaciones totalitarias.
El crimen organizado internacional es un sepulturero de naciones, cuidado, por cierto, con el voto en autoritarismo que termina en frustración y desolación.
Estamos persuadidos de que la humanidad como concepto tiende a la libertad. Eso lo tenemos grabado en el corazón y la mente los venezolanos empeñados en construir una fuerza ciudadana en torno al liderazgo del coraje.
¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
Nota: Se cumplen cuatro años del asesinato de Fernando Albán en el centro de torturas del SEBIN. Un católico y luchador ejemplar. Te haremos justicia amigo.