El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva prometió este miércoles acabar con el hambre y la miseria que se vive en las favelas de Brasil, durante una visita a una de las comunidades más peligrosas de Río de Janeiro, en medio de la campaña para el balotaje de las presidenciales el 30 de octubre.
Después de más de diez años el líder progresista volvió al ‘Complexo do Alemao’ un deprimido conglomerado de favelas al norte de Río, donde falta la comida, sobran los tiroteos y abundan operaciones policiales que terminan en matanzas.
“Tenemos que acabar con esta historia de que el Estado solo aparece en la comunidad con la Policía”, aseguró Lula ante un grupo de líderes de varias comunidades que le acompañaron en el ‘Alemao’.
“Antes de que venga la Policía, tiene que venir la salud, la cultura, la educación”, agregó.
El exsindicalista, que ganó la primera vuelta con más del 49 % de los votos, quiere aumentar los apoyos en Río de Janeiro, una región estratégica para alcanzar la Presidencia y donde la delantera la lleva Jair Bolsonaro, que aspira a la reelección.
En la primera ronda electoral, que tuvo lugar el 2 de octubre, el ultraderechista obtuvo el 47 % de los votos en Río frente al 43,7 % conseguido por Lula.
A poco más de dos semanas para la segunda vuelta, el líder progresista sabe que los votos a su favor serán mayoría en las comunidades que claman por “comida en el plato” y una “vida digna”, dos de sus principales consignas.
“El pueblo volverá a comer tres veces al día, volverá a tener un trabajo formal”, enfatizó el exsindicalista ante una multitud de seguidores que le acompañaban en la favela.
Durante su intervención, Lula -que gobernó Brasil entre 2003 y 2010- también criticó al Gobierno de Bolsonaro y aseguró que va a probarle “a la élite que gobierna al país que otra vez un metalúrgico va a arreglar” a Brasil.
DE LA MANO CON EL PUEBLO
En el ‘Alemao’, considerada una de las favelas más peligrosas de Río y donde son frecuentes los enfrentamientos entre bandas criminales y la Policía, el exsindicalista participó en una caminata al aire libre con los moradores de la favela y de otras comunidades que le acompañaron.
Subido en el platón de una camioneta, y apenas resguardado por el chaleco de seguridad que resaltaba bajo su camisa blanca, Lula saludó de mano a varios de sus seguidores, abrazó niños y hasta bailó al compás del ‘funk’, el ritmo que nació en la década de los noventa para reflejar la vida de los jóvenes de las zonas más pobres y deprimidas de Río.
En esta oportunidad, el rojo que identifica al Partido de los Trabajadores (PT), la formación que lidera Lula, se mezcló con el blanco de “paz” que el mandatario empezó a impulsar desde la víspera para que los nuevos aliados que se han sumado al frente progresista, en su mayoría de formaciones de centro, se sientan también representados en esta segunda vuelta.
“El pueblo va a volver a tener trabajo formal, vamos también a impulsar al microemprendedor (…), vamos a garantizar educación para que los jóvenes vuelvan a estudiar”, aseguró el líder progresista.
LAS COMUNIDADES EXIGEN
En su visita al ‘Alemao’ el exsindicalista también se reunió con líderes de 11 importantes favelas de Río para conocer sus necesidades.
Estos líderes comunitarios que comparten las ideas de Lula y están dispuestos a promover votos a su favor, también exigieron compromisos del exmandatario si vuelve a la presidencia.
Salir de la invisibilidad y mejorar la calidad de vida en las favelas mediante programas de cultura, educación y un servicio eficiente de salud, fueron los principales pedidos.
Entre los asistentes, había representantes de ‘Rocinha’, que alberga cerca de 100.000 habitantes y es considerada la más grande de Brasil y ‘Cidade de Deus’, mundialmente conocida por la violencia que mostró la película brasileña del mismo nombre.
Maré, un peligroso conglomerado que aglutina 16 favelas en el norte de Río, estuvo representada por Anielle Franco, la hermana de Marielle Franco, la concejala y activista criada en esa comunidad y que fue asesinada a tiros en el centro de Río en marzo de 2018 por defender los derechos de las minorías.
Según el último censo, Río tiene cerca de siete millones de habitantes, de los cuales el 22 % vive en favelas.
Desde el aglutinamiento de las viviendas, hasta la convivencia entre tiroteos y la aceptación tácita de un poder criminal que ejerce su dominio ante la ausencia del Estado hacen parte del día a día en estas comunidades.
EFE