Cuando han transcurrido casi dos semanas del comienzo del año escolar 2022-2023, crece la angustia entre el gremio de maestros ante la poca afluencia de estudiantes a las aulas de clases. Y esta es una realidad común en varias regiones de Venezuela.
María Eugenia Díaz / JavierGuaipo / Dexcy Guédez / Rosimar Sánchez / Lexzys Lugo / Corresponsalía lapatilla.com
Coordinación y edición: Thairy Baute
Según el Observatorio de Educación de FundaRedes, en los estados fronterizos como Apure, Táchira, Bolívar, Falcón, Zulia y Amazonas, la deserción escolar es alarmante: alcanza al 60% de la matrícula de alumnos. Esta organización explica que una de las razones que incide en esta grave situación es la crisis humanitaria compleja en la que aún está sumergido el país.
Lapatilla.com con su equipo de corresponsales se adentró en la Venezuela profunda para conocer de cerca cuáles otros motivos están influyendo para que los niños y adolescentes se vean obligados a abandonar sus estudios.
Apure: Estudiantes en riesgo de formar parte de grupos delictivos
De cada 10 niños y adolescentes entre 11 años y 14 años de edad pertenecientes a las zonas rurales del estado Apure, por los menos cinco han abandonado las escuelas para entrar en el mercado laboral, trabajando durante la época de siembra y convirtiéndose así en el sostén de sus hogares, debido a la difícil situación económica del país.
Ledys Ramos, presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Educación (Sindite-Apure), manifestó que ahora estudiantes se dedican a trabajar en la calle para llevar comida a sus casas, en lugar de asistir a los espacios educativos existentes en los siete municipios de la entidad.
“No ven la escuela como una manera de surgir en la vida. Ellos consideran que deben trabajar una vez que cumplen 12 años o 13 años, en especial aquellos niños que viven en zonas humildes, pues necesitan ganar su propio dinero para obtener mejores condiciones de vida, porque para nadie es un secreto que los adultos y jóvenes se han visto en la necesidad de emigrar”, agregó la sindicalista.
En San Fernando, capital de Apure, se pueden observar niños fuera del sistema educativo, merodeando por el mercado municipal, dedicados a la venta de caramelos, cebollitas y, en el peor de los casos, sumidos en la mendicidad. También se ven en el bulevar y en las plazas. Al preguntarles sobre sus padres, los pequeños aseguran que están en casa. Algunos salen a trabajar con el consentimiento de sus representantes, otros lo hacen por cuenta propia para ganarse el pan de cada día.
Para la sindicalista Ramos, debido a esta dura realidad, los niños apureños están en riesgo de formar parte de grupos delictivos por el entorno en el cual se están desenvolviendo.
Otra de las causas de la deserción escolar en Apure es la movilidad pendular de los estudiantes hacia la frontera con Colombia. Aunque los niños viven en territorio venezolano, cursan estudios en poblados fronterizos y regresan a sus casas al final de la jornada.
Carabobo: Fallas en el PAE y migración disparan la deserción estudiantil
Zaida Silva, presidenta del Colegio de Profesores en Carabobo, señaló que cada vez es más frecuente que los niños de primaria y jóvenes de bachillerato abandonen las aulas de clase para dedicarse a la economía informal.
“Han desertado de la educación, porque se han ido a lavar carros, a hacer cualquier oficio para ayudar en la manutención de la familia. Lo más grave es un alumno en edad escolar trabajando y no atendiendo a sus necesidades escolares (…) Esto sucede en las zonas rurales y no rurales. Vemos muchachos en los semáforos de 8 a 11 años pidiendo y no atendiendo la parte escolar”, sostuvo Silva.
Otras de las razones que inciden en la disminución de la matrícula son las fallas en el Programa de Alimentación Escolar (PAE) y la migración de representantes y estudiantes a otros países.
“Están diciendo que la educación es gratuita, pero un solo representante con un solo hijo gasta 70 dólares semanal para poder llevar a su hijo a clases, porque ya no hay comida ni comedores en las escuelas. No hay desayuno como debe ser, no hay una nutrición balanceada en las instituciones educativas”, denunció el presidente de la junta sindical transitoria del Sindicato Venezolano de Maestros en Carabobo, Luis Guillermo Padrón.
Pero los salones no solo están vacíos por falta de estudiantes, sino que también los profesores han dejado a un lado su vocación de enseñar para dedicarse a otros oficios que les generen mayores ingresos económicos.
El déficit de docentes en Carabobo es de aproximadamente 60%, de acuerdo a los cálculos del Colegio de Profesores en el estado. Silva relató que hace dos años, antes de la pandemia por Covid-19, la falta de profesores estaba más acentuada en las asignaturas Matemática, Física, Química, Inglés y Biología. Sin embargo, actualmente esto se ha extendido al área de Ciencias Sociales.
Incumplimiento de beneficios establecidos en la contratación colectiva y bajos salarios son algunos motivos que influyen en el déficit de profesores. Detalló que un docente de educación primaria, sin postgrado, gana alrededor de 260 bolívares mensuales, mientras que los profesionales que tienen años de servicio y maestría ganan 600 bolívares quincenal.
Nueva Esparta: Alumnos sin zapatos ni uniformes para iniciar el año escolar
A dos semanas del comienzo de clases, en la entidad insular reina la inasistencia de alumnos en los planteles públicos. Según Jesús Quijada, secretario general de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) Nueva Esparta, se estima que la deserción estudiantil alcanzó el 60% de la matrícula.
Mencionó que es preocupante que aún no haya un balance de la matrícula final del año 2021-2022 y mucho menos de cuánto es la matrícula inicial del año 2022-2023.
Quijada informó que más del 80% de los planteles públicos recibieron a los alumnos en precarias condiciones, sin agua ni electricidad, ya que durante las vacaciones se acentuaron las incursiones de la delincuencia.
La directora de un plantel dependiente del Ministerio para la Educación aseveró que muchos representantes solicitaron reservar los cupos hasta enero del próximo año. “La razón no es otra que no tienen uniformes ni zapatos para iniciar el año y prefieren esperar los estrenos decembrinos para poder volver a las aulas el próximo año”.
La situación de los maestros de los planteles públicos de Nueva Esparta empeoró desde que el régimen de Maduro pasó las nóminas de empleados públicos al Sistema Patria, mediante instructivo “inventado” por la Oficina Nacional de Presupuesto.
Alcides Salazar, presidente del Colegio de Profesores de Nueva Esparta, rechazó que por esa razón los beneficios hayan disminuido 50%, pues la medida incide en los bonos que disfrutaban y disminuyen sus ingresos mensuales.
Reveló que los sueldos miserables les dificulta comprar ropa y calzado para dictar clases. “La mayoría recurrimos a ropa y zapatos que dejan hijos y familiares que emigran del país, para vestirnos”, subrayó.
Aseguró que se encuentran en una fuerte encrucijada, pues para comprar ropa o zapatos nuevos deben sacrificar comidas y medicamentos. Allí surge otra triste realidad, porque pierden peso y la opción de usar su propia ropa.
Para Quijada, el déficit y la migración de docentes van de la mano. “En el periodo que terminó el déficit de docentes superó el 25% y con 80% de los planteles públicos destruidos, será imposible reducir la falta de personal.
“Habrá menos educadores dispuestos para iniciar el nuevo año escolar y menos secciones para los pocos alumnos que iniciarán clases”, enfatizó.
Anzoátegui: Representantes sin recursos para comprar útiles
Una de las grandes incógnitas que existen en el estado oriental es la cantidad de maestros y alumnos que estarán presentes en las aulas en el año escolar 2022-2023.
Según Maira Marín, presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema) en la región, hubo una notoria ausencia de estudiantes a lo largo de todo el año pasado. “Debemos tener en cuenta que se mantenían ciertas restricciones por la pandemia. Sin embargo, muchos padres no tienen los recursos para comprarle útiles o uniformes a sus hijos, y eso también influye”.
Marín acotó que las condiciones de la gran mayoría de planteles en Anzoátegui también tienen peso en la deserción de docentes y estudiantes. “Existen escuelas que carecen de cosas tan básicas como agua, electricidad o seguridad, y eso también desmotiva”.
En cuanto al déficit de docentes, la gremialista precisó que se ubica en 62%. “Teníamos más de 27.000 educadores y alrededor de 15.000 ya no están por diferentes razones. Es fuerte, pero lo más preocupante es cómo piensan solventar este déficit las autoridades de educación”.
La gremialista resaltó que esta carencia de personal fue provocada por el régimen chavista, pues muchos maestros se han visto en la obligación de abandonar sus labores para dedicarse a otros oficios que generen mejores ingresos para sobrevivir.
“Algunos decidieron irse del país y otros simplemente dejaron de asistir a los planteles, porque el salario no les daba ni para cubrir el pasaje. En pocas palabras, la profesión de maestro no es económicamente atractiva para nadie y por eso tenemos estos números de deserción”.
Bolívar: Maestros abandonan las escuelas para irse a las minas de oro
El Colegio de Profesores del estado al sur de Venezuela alertó sobre el alto porcentaje de deserción escolar, pero no detallaron una cifra en concreto. “Sabemos que hay niños cuyos padres no tienen cómo comprar un uniforme, un cuaderno o un lápiz. La consecuencia de eso es que los niños se van a los semáforos a limpiar vidrios, pedir dinero y se exponen a los peligros de la calle”, comentó Aída González, secretaria general de la mencionada organización.
Por otro lado, precisó que en las 1.368 escuelas públicas de Bolívar se registra una deserción de educadores que llega al 60%. Dijo que los maestros abandonan sus cargos debido a los bajos salarios y a las precarias condiciones de las instituciones educativas.
“Los docentes prefieren irse al comercio informal, a las minas o una institución privada, que hoy en día está pagando entre 80 dólares y 100 dólares mensuales”, señaló González.
En El Callao un gramo de oro equivale a 40 dólares, mucho más de lo que se gana un maestro en una escuela pública de Venezuela. No obstante, la oferta de trabajar en el Arco Minero del Orinoco es tan rentable como peligrosa.
Las zonas de explotación del mineral están tomadas por grupos armados locales y guerrilleros, además existe el riesgo de derrumbe de algunas de las enormes galerías subterráneas o de contraer malaria.
“Yo he pensado en irme a la mina, lo que pasa es que lo primero que digo es quién va a cuidar de mis hijos”, dijo Maritza Oropeza, una docente de 36 años que trabaja en una escuela pública. Lo que percibe de salario no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas y por eso trabaja revendiendo productos en el mercado de San Félix.
“Aquí puedo hacer hasta 10 dólares al día. Eso jamás me lo voy a ganar en la escuela. Me duele muchísimo, porque amo mi carrera, pero yo necesito ingresos. La verdad es que no creo que regrese a la escuela”, apuntó.
Zulia: Padres deprimidos por no poder brindarles educación a sus hijos
En la región zuliana, la deserción escolar es angustiante. Según el reporte del Sindicato de Magisterio Único Zuliano (Suma), la matrícula escolar para este año escolar cayó en 80%, cifra nunca antes registrada en la historia contemporánea de Venezuela.
Gualbero Más y Rubi, presidente de Suma, dijo que la educación formal pública está desapareciendo. Así mismo acotó que las razones de la caída de la matrícula son claras y precisas.
Los padres de familia no cuentan con los recursos para inscribir y cubrir los gastos operativos de un niño en clases, menos de un adolescente. Destacó que los jóvenes entre 12 años y 17 años de edad no están estudiando.
“Tristemente los adolescentes no acuden al liceo porque salen a trabajar. Lo hacen para comer, ayudar en el hogar y poder tener acceso a algún disfrute. Esto es muy alarmante y preocupante. Cómo vamos a tener futuro en el país, si no estamos formando”, sentenció.
Más y Rubí dijo que las condiciones de las escuelas y liceo son paupérrimas: en muchos no hay cableado eléctrico ni pupitres, carecen de pizarrón y no llega el servicio de agua. No hay condiciones para que los estudiantes tengan un ambiente agradable.
“El gobernador Rosales tiene la voluntad y disposición, pero recibió unas aulas por el suelo, sin nada. Las salientes autoridades de Educación, el apagón nacional y la pandemia acabaron, sin exagerar, con alrededor del 78% de las escuelas y liceos de la región”.
La psicóloga Nelly Díaz aseveró que los padres de familia han caído en depresión, debido a que no pueden brindarles a sus hijos el derecho a estudiar. “Uno de cada diez personas padecen de esta patología”.
Otro tema que alarma al magisterio zuliano es la deserción de los educadores por los bajos salarios. En las asignaturas de Matemática, Física, Química, Biología e Inglés no hay profesores.
El déficit de docentes también es preocupante, según el último registro que realizaron en julio de 2022. Alrededor de 50% del talento humano abandonaron sus puestos de trabajos para dedicarse a un oficio más rentable.
Algunos maestros han ideado la figura de la “escuelita”, que no es más que tareas dirigidas que imparten desde sus casas para generar ingresos extras. Esta ha sido una alternativa para padres y maestros, pues con una inversión de 5 dólares semanales, los niños reciben ayuda académica que complementa la formación impartida en las aulas.