Delcir Sonda aún recuerda el momento en que vio por primera vez al niño. Años antes de que creciera y se convirtiera en una de las mayores estrellas del deporte más popular del mundo, años antes de que nadie fuera de su comunidad local en San Vicente -una ciudad-dormitorio del cercano puerto de Santos- hubiera oído su nombre, Sonda se fijó en Neymar jugando al fútbol en una cancha alambrada.
Por: The New York Times
Fue un encuentro casual. Sonda navegaba con unos amigos una tarde de domingo a mediados de la década de 2000, cuando vio a un grupo de chicos jugando en una superficie dura dentro de un recinto vallado. Intrigado, pidió a sus amigos que se detuvieran para poder mirar más de cerca.
“Había un niño que era totalmente diferente a los demás”, dice Sonda sobre Neymar, que tendría 11 o 12 años en ese momento. “Me quedó grabado en la cabeza. Nunca imaginé que ese chico un día, se convertiría en mi jugador”.
Años más tarde, sus caminos se volverían a cruzar: Neymar, una estrella en ciernes a punto de convertirse en el centro de una guerra de ofertas intercontinentales, y Sonda, un magnate de los supermercados que había adelantado a Neymar y su familia millones de dólares en lo que creía que era una inversión segura en el prodigioso talento futbolístico del jugador.
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