Cuando los puertos de Odessa se cerraron por amenazas navales al comienzo de la guerra, los agricultores no pudieron enviar sus productos. “Recibíamos llamadas de Milán, llorando, diciendo que no tenían ingredientes para su pasta”, recuerda Alla Stoianova, una funcionaria local. Como los puertos de la región son la principal ruta de exportación de Ucrania -el segundo exportador mundial de cereales y el tercero de aceites vegetales-, los precios mundiales de los alimentos se dispararon, así lo reseñó THE ECONOMIST.
Sin embargo, el bloqueo fue más doloroso para los ucranianos. La invasión rusa ha supuesto un duro golpe para la economía del país. Las batallas se libran en un terreno que el año pasado producía una quinta parte del PIB. Según la Escuela de Economía de Kiev, los bombardeos han causado daños a las empresas por valor de 10.000 millones de dólares. Los trabajadores se han unido a la lucha o han huido para ponerse a salvo. De los 6,2 millones de desplazados internos, un tercio está en paro. El FMI calcula que el PIB se reducirá un 35% este año.
A pesar de ello, la economía del país se ha adaptado a la guerra de forma lenta y lúgubre, y parece que vuelve a crecer. Por ejemplo, los puertos de Odessa. Funcionan a una capacidad inferior a la normal, pero ya están operando. Un trabajador dice que le llaman para dos o tres turnos a la semana. Desde los paseos del majestuoso parque de Odessa se pueden ver cargueros flotando entre altísimas grúas amarillas.
Un acuerdo sobre cereales negociado en julio bajo los auspicios de la ONU permite a Ucrania exportar productos agrícolas; desde entonces, han salido al menos 7,8 millones de toneladas de grano. El país espera una cosecha de entre 65 y 70 millones de toneladas este año, un tercio menos que antes de la guerra, pero un total saludable dadas las circunstancias. La cosecha debería ser lo suficientemente rentable como para permitir la siembra para la nueva temporada. Como los alimentos pueden salir por barco, la capacidad ferroviaria se libera para la exportación de metales.
El éxito de Ucrania en el campo de batalla también ha marcado la diferencia. En agosto entraron en Ucrania tantas personas procedentes de la UE como en sentido contrario. La proporción de empresas que trabajan a más de la mitad de su capacidad llegó a cerca del 80% en septiembre, frente al 58% de mayo. Esto refleja tanto la creciente seguridad como el apoyo oficial. Un programa gubernamental ha ayudado a 745 empresas a trasladarse a zonas más seguras del país.
Por otra parte, una política acertada ha ayudado al país a evitar una crisis financiera. Cuando comenzó la guerra, el déficit presupuestario del gobierno se disparó hasta los 5.000 millones de dólares mensuales (frente a los 600 millones de dólares previstos antes de la guerra). A pesar de los esfuerzos del banco central, en julio no tuvo más remedio que devaluar la moneda. Según Olha Pindyuk, del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena, es probable que se produzca una nueva devaluación, dada la diferencia entre el tipo de cambio en efectivo y el oficial.
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