Tras haber sustituido a Boris Johnson como primera ministra hace apenas un mes y medio, Liz Truss acaba de renunciar al cargo.
Por BBC Mundo
El caos, la molestia y la indignación en el país eran tal que algunos medios estaban cuestionando si Truss duraría más que una lechuga, mientras que otros hacían polémicas comparaciones con Italia, afirmando que su país se parece cada vez más políticamente a su vecino del sur, malfamado por su constante inestabilidad política.
Simon Hoare, un destacado diputado del partido conservador liderado por Truss, advirtió la mañana de este jueves que la primera ministra tenía “12 horas” para salvar su trabajo.
Crispin Blunt, otro parlamentario conservador, juzgó la posición de la primera ministra como “totalmente insostenible”, en un momento en el que un número creciente de parlamentarios afirmaban que a Liz Truss se le había acabado el tiempo.
Y tenían razón. Un par de horas después, Truss anunció su salida y pasó a la historia como la que menos tiempo ha durado al mando de la segunda economía de Europa.
Se trata de una crisis sin precedentes en la historia política británica que comenzó poco después de que Truss asumiera el cargo y se acentuó la semana pasada, cuando despidió a su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, tras cambiar de opinión sobre un polémico programa económico que causó tumulto en los mercados financieros e hizo que la libra esterlina se hundiera a un mínimo de 37 años frente al dólar.
Muchos de sus seguidores se sentían defraudados, pues se trataba de un programa que, según afirmó durante la campaña electoral, impulsaría la estancada economía del país.
Para aumentar el drama y el caos en el seno del ahora difunto gobierno de Truss, su ministra del Interior renunció el miércoles por incumplir el código ministerial al enviar un documento oficial desde su correo personal.
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