Es un ingrediente muy popular en varias gastronomías del mundo. Aunque el guacamole es la receta más popular con este alimento, existen miles de deliciosos platos que incluyen el aguacate entre su lista de ingredientes. Puede que no nos lo parezca pero, al igual que ocurre con el tomate, el aguacate tampoco se clasifica como verdura, sino como fruto. Y uno ciertamente delicado, pues su maduración y conservación causan, a menudo, complicaciones.
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Los aguacates se suelen vender con la pulpa inmadura, siendo algo duros al tacto. La maduración suele tardar 2 o 3 días, aunque hay trucos para acelerar este proceso: dejar la fruta a temperatura ambiente, colocarla bajo la luz directa del sol o incluso introducir el aguacate en una bolsa de papel junto con un plátano. Los gases de etileno que desprende el plátano acelerarán la maduración de nuestro aguacate. Sabrás que ya está en su punto de madurez perfecto para consumir cuando se sientan ligeramente blandos al tacto.
Conservar un aguacate abierto
La pulpa de los aguacates es famosa por su delicadeza, pues, en cuanto se expone al aire, se oxida y se vuelve marrón muy rápidamente. Esto se denomina oscurecimiento enzimático. Aunque no tiene un aspecto apetecible, la carne marrón es totalmente comestible. Los expertos de Harvard han recopilado algunos trucos para conseguir retrasar este proceso y mantener verde un aguacate cortado.
La primera técnica consiste en cubrir la pulpa del aguacate con jugo de limón o lima. Esto nos servirá tanto si elaboramos con él una salsa como el guacamole, como si guardamos la mitad para otro día.
Otra forma de mantener el aspecto verde de nuestro aguacate será envolverlo en plástico o colocarlo en un recipiente hermético sellado y guárdelo en el frigorífico. De esta manera, conseguiremos reducir la exposición al oxígeno de la pulpa y evitaremos su rápida oxidación.
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