William Anseume: ¿Solo regaños en el CNE?

William Anseume: ¿Solo regaños en el CNE?

El Consejo Nacional Electoral vuelve a saltar al protagonismo político nacional esta semana y no por el conteo de votos o por la comparación de la rapidez o efectividad con sus homólogos de Colombia o Brasil. Salta a la palestra pública por un regaño público de su presidente a otro de los rectores. ¿Que puede significar esto? ¿Que el CNE está efectivamente dividido en una mayoría pro-régimen y una minusvalía opositora? ¿Solo eso?

Veamos: no es la primera vez que Enrique Márquez asume la vocería del Consejo o, más bien, expresa públicamente sus ideas acerca de como está funcionando el CNE. De hecho, casi solamente por su intervención en los medios conocemos algo de esta institución más o menos impenetrable para la gran mayoría. ¿Por que lo ataja ahora Pedro Calzadilla y de ese modo? Hace días el propio Nicolás Maduro se refirió sin tapujos a un posible adelanto de las elecciones presidenciales. En evidente jugada de respuesta a la plataforma unitaria y su anuncio de primarias para el primer semestre del próximo año. Quien le responde a Maduro es precisamente Márquez, con algunas charadas técnicas. Todos sabemos que el trasfondo son mediciones políticas los elementos primarios de estas discusiones.

Ahora bien, Calzadilla no es ningún ingenuo. Se ha hecho el pisa pasito para tratar de hacer olvidar el hombre y sus circunstancias. No puede esconder quien es y su anterior participación con el régimen. No está fuera, como quiere hacer ver, de la diatriba política. Como ministro en el cargo de Educación Universitaria lo conocí. Ajeno al PSUV y al régimen no es. Pero simula ahora serlo. En su regaño le indica a Márquez que el trabajo del CNE debe estar al margen de la discusión política. Y le parece que las elecciones y sus tiempos no son materia de esa institución sino una decisión política, del régimen, diría yo. Y ahí vamos.

¿Habló Calzadilla o habló el régimen representado en el CNE? Como muñeco de ventrílocuo podemos hasta imaginar la llamada de atención. Sin saber si fue de Miraflores o desde la Asamblea Nacional que medio mundo no reconoce, pero que fue la que designó tanto a Calzadilla como a Márquez para ocupar sus cargos en el CNE. Pero alguna conversa previa al regaño podemos imaginar con la casi certeza de no equivocarnos, en un país repleto de conjeturas ante el silencio impuesto, ante la carencia de casi ninguna información oficial, menos fidedigna.

En fin, esto puede querer significar que es más posible el adelanto de elecciones que lo que supuestamente basado en tecnicismos arguyó Márquez. No se trata de solicitarle a este la devolución del protagonismo en la institución dominada por el régimen, aunque quieran hacer ver lo contrario. Se trata de un asunto más de fondo. Basado no solo en no contradecir a quien manda despóticamente sino en contradecir a quien quiere públicamente señalar alguna cortapisa a sus designios. Algo así como si el dice que se adelantan las elecciones, nosotros las adelantamos para el día que el diga, y ya. Pero el régimen hoy no quiere precisión alguna. ¿No les parece?

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