La justicia filipina condenó a un ciudadano australiano y a su pareja a más de 120 años de cárcel por abuso sexual y tráfico de menores, en “uno de los casos de pornografía infantil y pederastia más espeluznantes” ocurridos en el país asiático, según explicó este miércoles a EFE la fiscal encargada del caso, Merlynn Uy.
Peter Scully, de 59 años y nacido en Melbourne (Australia), y su pareja filipina Liezyl Margallo fueron condenados el pasado 3 de septiembre por el tribunal regional de Surigao a 129 y 126 años, respectivamente, por más de 50 casos de abuso sexual, pornografía infantil y tráfico de menores, cometidos en 2012 en varias provincias de la sureña región de Mindanao.
Sin embargo, las sentencias solo se hicieron públicas el martes por el Ministerio de Justicia, el organismo encargado de informar de este tipo de condenas graves.
El condenado fue acusado de liderar una red internacional de pornografía infantil que distribuía grabaciones en la internet profunda (“deep web”), y es “considerado como uno de los pedófilos más peligrosos del mundo”, según Uy.
“Incluso a mí me ha traumatizado ver los vídeos que distribuía Scully, no tengo palabras para describirlo. Había hasta un bebé de 18 meses y un niño de tres años que torturó y violó repetidamente”, lamenta la fiscal.
Scully ya fue condenado en 2018 a cadena perpetua por delitos de violación y tráfico de menores junto a otra de sus parejas, Carme Ann Alvarez. Ambos cumplen actualmente condena en la prisión de Davao, al sur de Filipinas.
Acusado de varios delitos por fraude y estafa inmobiliaria en Australia, Scully llegó a Filipinas en 2011 y se instaló en la empobrecida isla de Mindanao, donde comenzó a tejer una red de pornografía infantil por los que obtuvo “grandes beneficios” tras vender los vídeos en línea, sobre todo en Europa y Brasil.
Su modus operandi, según la fiscal, era utilizar a sus parejas filipinas para prometer a familias sin recursos en Mindanao que “adoptaría informalmente” a sus hijos para sufragar su manutención y educación.
“Los padres no sabían en la mayoría de los casos lo que estaba pasando, se fiaban de las parejas de Scully e incluso lo consideraban un hombre generoso”, detalló Uy.
Según la fiscal, muchas de las víctimas, la mayoría de ellas menores cuando se cometieron los crímenes, están todavía con programas de terapia psicológica y protección de testigos.
Uy, que investigó los casos durante más de cinco años, no descarta que hayan más condenas contra Peter Scully y sus parejas, ya que en esta nueva sentencia no se han juzgado varios supuestos delitos cometidos en 2012 ocurridos en distintas provincias de Mindanao. El caso de Peter Scully reabrió en Filipinas el debate de restablecer la pena de muerte en el país asiático, derogada en 2006.
Según un estudio de la organización International Justice Mission (IJM) de 2020, Filipinas se convirtió en el epicentro mundial de la pornografía infantil en la red, por delante de países como México, Brasil, India y Tailandia. EFE