China anunció hoy que mantendrá “decididamente” su política de ‘cero covid’, pero expresó su oposición a “las tendencias de ‘confinarlo todo’ y de ‘abrirlo todo'”.
“Es necesario abolir la superposición de distintas medidas de prevención”, explicó en una rueda de prensa el portavoz de la Comisión Nacional de Sanidad Mi Feng, quien añadió que “hay que luchar contra conductas irresponsables que abogan por una apertura total”.
Ante los rebrotes que registran muchos puntos de la geografía del gigante asiático, el también funcionario de la Comisión Shen Hongbing explicó que China “continuará construyendo hospitales” y se asegurará de que estos tengan “suficientes camas”, de las cuales el 10 % deberán ser de cuidados intensivos.
Shen aseguró asimismo que “los departamentos pertinentes están formulando un plan para acelerar la vacunación”.
El país asiático ha basado toda su campaña de inoculación en vacunas de fabricación nacional, habiendo administrado más de 3.400 millones de dosis entre su población de alrededor de 1.400 millones de habitantes, aunque los ancianos han sido uno de los grupos más reticentes a recibir la inyección.
“Al elegir una vacuna, hay que tener en cuenta la seguridad, la eficacia y la accesibilidad”, aclaró Shen, respondiendo así a recientes rumores sobre si China adoptará las vacunas de empresas foráneas como la alemana Biontech.
MEDIDAS “MÁS PRECISAS”
El pasado viernes, China realizó ajustes a sus protocolos de lucha contra la pandemia, y el Ejecutivo desaconsejó llevar a cabo pruebas rutinarias PCR a toda la población de una ciudad o un distrito.
También criticó prácticas como recoger muestras de los residentes dos veces en un día, sucedidas últimamente en algunas ciudades, por “no ser científicas”.
Por su parte, Mi, citado en la prensa local, aseguró este jueves que las distintas localidades están implementando “rápidamente” los nuevos ajustes y “tomando medidas más precisas” a la hora de aislar a los contagiados y efectuar pruebas PCR.
Desde la pasada primavera y ante el creciente número de casos, numerosas urbes decidieron implementar un sistema según el cual los residentes deben presentar, mediante una aplicación en sus teléfonos, una prueba PCR negativa realizada en las 24, 48 o 72 horas previas para usar el transporte público o entrar a oficinas, museos, escuelas, parques, tiendas u otros espacios.
Sin embargo, numerosas ciudades han cancelado esta semana las pruebas rutinarias gratuitas, optando por reservarlas para “situaciones en las que la cadena de contagio no esté clara” y para “grupos de poblaciones clave” o por hacerlas de pago.
En algunas localidades, la cancelación de las tomas rutinarias de muestras no ha ido acompañada de una relajación en los requisitos de un resultado PCR a la entrada de lugares públicos, lo que ha causado largas colas en las cabinas que permanecen abiertas y muestras de frustración entre la población.
Ciudades como Pekín, Chongqing (centro) o Cantón (sur) han registrado recientemente un fuerte aumento del número de casos de covid, aunque han evitado confinamientos totales como el impuesto la pasada primavera en Shanghái (este).
La política de cero covid, que consiste en el aislamiento de todos los contagiados, estrictos controles fronterizos, campañas masivas de pruebas PCR y confinamientos donde se detectan casos, permanece vigente desde comienzos de 2020 en el país asiático, a pesar de síntomas de agotamiento entre la población en los últimos meses que han desembocado en disturbios recientes en ciudades como Cantón.
Según las cifras oficiales, fallecieron desde el comienzo de la pandemia 5.226 personas en China, cuyas autoridades sostienen que el ‘cero covid’ ha salvado millones de vidas. EFE