Regresar a Venezuela ha sido la única opción para miles de migrantes que intentaban llegar a Estados Unidos, y Panamá se ha convertido en el puente de retorno. Mientras algunos esperan completar el dinero para su boleto aéreo; otros han tenido la fortuna de recibir ayuda económica para el retorno.
Por Óscar Sulbarán / vozdeamerica.com
Wilson y Yanet tienen 15 años juntos. Desde los andes venezolanos salieron con sus hijos con miras a una mejor calidad de vida, pero lo que han tenido que pasar es un periplo de momentos difíciles… No solo en la selva del Daríen, sino también en algunos países de Centroamérica, por lo que regresaron a Panamá.
“Por lo menos el niño no se acordará de la travesía. La niña sí. Ella dice que “mamá, si vuelven a abrir esto, yo no vuelvo a venir más nunca”. Estuvimos en una situación que nos tocó pedir y se puso a llorar… “mamá, no estamos acostumbrados a eso”, yo le dije “no tenemos plata hija, para seguir avanzando”.
“Esta situación me ha afectado mucho y además con mis hijos, de ver que no tengo una comida buena para darle a ellos. Muchas veces nos pedían agua y nosotros salíamos con agua a que nos colaboraran y no nos daban”.
En este lugar, la impaciencia se apodera de quienes solo tienen el deseo de volver y comenzar de nuevo, aunque en un terreno difícil, es conocido.
Oscar tiene 40 años, dos hijos en Venezuela a quienes esperaba darle estabilidad económica desde la distancia. Siente que la medida de Estados Unidos sobre los venezolanos era parte de los riesgos de quienes aspiraban a entrar a ese país por la frontera con México.
“Ese es un riesgo que uno tiene. Ningún país tiene obligación con nosotros. Ese fue un riesgo que nosotros tomamos. Una incertidumbre. Si entro, fui afortunado. Si regreso, si no me dejaron entrar… ya. No como dicen muchos aquí “no que Estados Unidos me tiene que responder” no, ningún país. Eso lo inventó uno para ver si uno acomodaba a la familia ”.
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