La secta del “Jesucristo comunista” que esclavizó a mujeres durante 30 años: abusos y sometimiento

La secta del “Jesucristo comunista” que esclavizó a mujeres durante 30 años: abusos y sometimiento

Al momento de liberar a las mujeres, la policía británica detuvo a un hombre y una mujer , a quienes considera los “cabezas de familia” y que habrían forzado a las víctimas a una servidumbre doméstica

 

Se cumplen 9 años de un caso que conmocionó a la sociedad inglesa. Una casa “normal” de los suburbios de Londres, con una familia “normal” de las cientos de miles que hay en toda la capital del Reino Unido. Pero en este caso se escondía un secreto atroz del que nadie tuvo idea durante tres décadas.

Por infobae.com





Un día como hoy, 21 de noviembre, fuerzas de seguridad británicas liberaron de una casa del sur de Londres a tres mujeres que habían permanecido treinta años en condiciones de esclavitud.

Al momento de liberar a las mujeres, la policía británica detuvo a un hombre y una mujer , a quienes considera los “cabezas de familia” y que habrían forzado a las víctimas a una servidumbre doméstica. Tiempo después el horror descubierto sería mucho peor.

La secta maoísta

Tras la investigación policial, se reveló que la pareja acusada dirigía una secta comunista que adoraba al líder chino Mao Zedong. Según los informes, los dos detenidos eran de India y Tanzania. Se trata de Aravindan Balakrishnan, de 73 años, y su esposa Chanda, de 67, cuyas actividades de extrema izquierda supuestamente los llevaron a ser arrestados y encarcelados en la década de 1970, durante su juventud en Londres.

Un trabajador que se negó a unirse al culto maoísta relató que su líder logró convencer a sus seguidores de que era un Jesucristo comunista. Dudley Heslop asistió a una serie de conferencias de Aravindan Balakrishnan y reveló hoy cómo trató a sus seguidores como reclutas del ejército y tomó su dinero y propiedades para su causa de extrema izquierda.

La pareja había ayudado a organizar una “ocupación maoísta” en una librería de Brixton, en Londres. Eran conocidos también por sus nombres de guerra: camarada Bala y camarada Chanda. En la década del 70 cumplieron una sentencia de prisión después de una condena por agredir a un oficial de policía involucrado en la redada. Además, fueron arrestados al menos ocho veces durante la década de 1970.

Las tres rehenes fueron identificadas como una malasia de 69 años, una irlandesa de 57 y una británica de 30, que después se supo que era la hija del líder de la secta. Las autoridades supieron de su existencia después de que una de ellas pidiese ayuda tras ver en televisión un documental sobre matrimonios forzosos.

Los investigadores revelaron que la pareja , que llegó a Gran Bretaña en la década de 1960, había mantenido a las mujeres en un hogar “similar a un culto”.

Las mujeres, que sufren graves traumas por su cautiverio y cuyo estado de salud es precario, habían sido rescatadas gracias a la intervención de la organización benéfica Freedom Charity, una ONG dedicada a proteger a niños vulnerables y víctimas de tráfico humano en el Reino Unido.

Freedom Charity se puso en contacto con la Policía tras recibir una llamada de una mujer que dijo haber estado retenida en contra de su voluntad durante más de 30 años. Tras varias semanas de investigaciones, los agentes pudieron localizar la vivienda.Después de unas “negociaciones sensibles” llevadas a cabo por la organización benéfica, las tres mujeres fueron rescatadas, puntualiza una nota de Scotland Yard, que añade que ya han sido trasladadas a un lugar seguro.

“Aplaudimos las acciones de Freedom Charity y trabajamos juntos para apoyar a estas víctimas, que parecen haber permanecido retenidas durante más de treinta años. Hemos puesto en marcha una amplia investigación para establecer los hechos en torno a estas serias acusaciones”, dijo el inspector Kevin Hyland, de la Unidad de Tráfico Humano en el momento de producirse el rescate.

Las negociaciones que acabaron con la puesta en libertad de las mujeres no fueron sencillas. Al abandonar la casa, las tres se sentían “en grave peligro” y estaban “absolutamente aterrorizadas” por sus captores, según contó Aneeta Prem, fundadora de la organización,a la cadena Skynews.

La situación de las cautivas

“Prácticamente son incapaces de hablar y no pueden describir los detalles de su cautiverio -relató Prem-. Las mujeres habrían sido víctimas de malos tratos físicos y psicológicos”.

La cantidad de propiedades asociadas con la pareja, de origen indio y tanzano que llegaron al Reino Unido en la década de 1960, sugiere que las mujeres fueron trasladadas varias veces a distintas zonas de Londres para despistar a la policía durante las tres décadas que duró el cautiverio.

La más joven de las tres víctimas, Rosie, escribió cartas a un vecino y le contó que su vida era “como una mosca atrapada en una telaraña”. La mujer se enamoró del vecino Marius Feneck, de 26 años, y según los informes, le escribió más de 500 en siete años.

En uno de los textos, contó cómo sufrió un ‘tormento indescriptible’ detrás de puertas y ventanas cerradas, y cómo estaba aterrorizada de que sus captores, ‘estos malvados criminales… que se atreven a llamarse a sí mismos ‘mis parientes’, pudieran hacerle algo grave. Tiempo después la chica revelaría que se trata de hija del “jesuscristo comunista”.

La investigación avanzó y otros testimonios relataron la presencia de un bebé, que fue visto en la casa donde estaban cautivas las tres mujeres.

Los detectives que investigan el caso, descrito por Scotland Yard como el peor caso de esclavitud en la historia moderna, intentaron investigar porqué se vio a un niño misterioso en la dirección de Brixton en el momento en que las tres mujeres fueron rescatadas. Esa parte de la historia sigue siendo un misterio.

El vecino Anthony Mizzi dijo que vio al bebé cuando llamó a la casa para entregar un correo que había pasado por su puerta por error. “Tuve que ir a la casa y entregar parte de su correo. La última vez que fui, una mujer africana de unos 20 años abrió la puerta y tenía un bebé en brazos”, dijo el hombre en el momento en que se destapó el escándalo.

Morgan-Davies es hija de Sian Davies, uno del pequeño grupo de seguidores de Balakrishnan, pero Balakrishnan estaba casado con otro miembro del colectivo y le mintió a “Prem” que sus padres estaban muertos. Solo le confesó que era su papá, cuando su madre yacía agonizante en el hospital después de una caída inexplicable desde una ventana de la comuna en 1996 luego de un derrame cerebral.

“Recuerdo que solía soñar mucho con ella y solía despertarme llorando”, dijo Morgan-Davies. “Solía soñar que decía: ‘Sé que eres mi mamá’. O diría: ‘No sabía que eras mi madre, un placer conocerte’. La abrazaría, cosas que nunca solía hacer en la vida real. Entonces me despertaba y lloraba”. La mujer pasó los primeros 30 años de su vida cautiva de su padre, el líder de la organización.

Condena para el Jesucristo comunista

El líder de la secta maoísta fue condenado a 23 años de cárcel en el 2016 y murió este año en prisión a los 81. Balakrishnan fue sentenciado por delitos que incluyen crueldad infantil, encarcelamiento ilegal y agresión. El tribunal escuchó que estableció el Instituto de los Trabajadores del Marxismo-Leninismo-Pensamiento de Mao Zedong en la década de 1970 en el sur de Londres y convenció a sus seguidores de pensar que podía leer sus mentes.

El juez le dijo a Balakrishnan que se había convertido en “un demagogo o dictador en gran parte confinado en su casa” que golpeaba y humillaba a sus seguidores. “Fuiste despiadado en tu explotación de ellos”, dijo Taylor. “El abuso sexual y la violación de dos mujeres tuvieron efectos profundos en sus vidas”, dijo el magistrado antes de leer su fallo.

El jurado del juicio escuchó cómo golpeaba a su hija cuando era niña, no le permitía jugar con otros niños y no la dejaba salir sola de la comuna hasta que finalmente escapó en octubre de 2013, a los 30 años. Cuando se fue, su Los cuidadores dijeron que tenía las habilidades para la vida de un niño de seis años, sin saber cómo cruzar la calle o usar electrodomésticos.

La chica relató como fue golpeada, le prohibieron cantar canciones infantiles y no le permitieron ir a la escuela ni hacer amigos. Más tarde se describió a sí misma como una “mujer sombra” que fue mantenida como un “pájaro enjaulado”.