Una visita de la líder del Legislativo de EE.UU., Nancy Pelosi, a la isla autogobernada de Taiwán en agosto pasado abrió la caja de Pandora en el Estrecho de Formosa y disparó las tensiones entre Pekín y Washington a niveles inéditos en décadas.
Ni Pelosi ni su equipo, que se encontraban de gira por Asia, confirmaron la visita con anterioridad, por lo que fue una incógnita que finalmente se produjese hasta que el avión que la transportaba comenzó las maniobras de descenso en Taipéi el pasado 2 de agosto.
MÁXIMA TENSIÓN
Durante los días previos a la visita, Pekín aseguró que era “difícil imaginar una acción más temeraria y provocadora” por parte de Estados Unidos y advirtió que “no se quedaría de brazos cruzados”.
Ya en Taipéi, la legisladora, que fue condecorada por la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, por su apoyo a la isla, declaró: “El compromiso de Estados Unidos con Taiwán permanecerá durante décadas”.
El territorio quedaba entonces a la espera de las represalias de Pekín, que ya había prohibido la importación de cientos de productos taiwaneses, realizado incursiones de cazas en su zona deidentificación aérea y anunciado maniobras militares alrededor de la isla.
Apenas 24 horas después de la visita, China sacudía la isla con prácticas militares a apenas 20 kilómetros de la cosa taiwanesa que incluyeron el lanzamiento de misiles de largo alcance.
Taipéi describió los ejercicios como “una provocación irrazonable” y un “bloqueo”.
El viaje dejó las ya maltrechas relaciones bilaterales en nuevos mínimos, dado que China suspendió mecanismos de cooperación con EE.UU. en materia judicial, de cambio climático, repatriación de inmigrantes indocumentados o asistencia judicial penal, además de imponersanciones a la propia Pelosi en respuesta a lo que llamó una “traición deplorable”.
Sin embargo, los lazos entre las dos potencias se recuperaron levemente durante la cumbre del G20 celebrada en noviembre en Bali, Indonesia, en la cual sus mandatarios, Joe Biden y Xi Jinping, acordaron mejorar sus comunicaciones y decidieron reiniciar el diálogo sobre cambio climático que había quedado suspendido.
UN GOTEO DE VISITAS
Varios políticos, tanto estadounidenses como europeos, siguieron los pasos de Pelosi en las semanas posteriores a su viaje, ganándose la condena de Pekín.
Delegaciones de senadores, congresistas estadounidenses y gobernadores como el del estado de Arizona han viajado a la isla desde agosto para reafirmar su apoyo a Taiwán y firmar memorandos de entendimiento.
Taipéi también ha acogido a políticos británicos, alemanes, de la Unión Europea y de Lituania, país que ha estrechado lazos con la isla en los dos últimos años pese a no mantener relaciones diplomáticas oficiales.
En noviembre, el país báltico incluso abrió una oficina de representación en Taipéi, al igual que hizo Taiwán en Vilna, lazos que han causado el bloqueo por parte de China de importaciones procedentes de Lituania como represalia.
La respuesta china fue objeto de una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por parte de la Unión Europea (UE), que considera que el gigante asiático está aplicando medidas coercitivas en represalia por el desencuentro sobre Taiwán.
Asimismo, la capital isleña fue testigo de la visita de la parlamentaria ucraniana Kira Rudik, que agradeció a Taiwán su “apoyo desde el comienzo de la invasión rusa en febrero”, un conflicto que la presidenta taiwanesa ha comparado con las intenciones de Pekín de tomar el control de la isla que “suponen un desafío para el orden mundial libre y democrático”.
VICTORIA DEL KUOMINTANG EN LAS ELECCIONES LOCALES
El pasado 26 de noviembre se celebraron unos comicios locales en Taiwán en los que principal partido de la oposición de Taiwán, el Kuomintang (KMT), fue el gran triunfador.
El Kuomintang, más favorable a un entendimiento con Pekín, se hizo con la alcaldía en cuatro de las seis grandes ciudades del país -entre ellas la capital, Taipéi, si bien la prensa local señaló que el principal factor fue el descontento con la gestión local del gobernante Partido Democrático Progresista (PDP), por encima de la situación en el Estrecho de Formosa.
La presidenta Tsai, que no se podrá presentar a las elecciones de 2024 al cumplir el límite de dos mandatos, asumió la responsabilidad de unos resultados que calificó de decepcionantes y presentó su dimisión como líder del PDP.
La isla se gobierna de forma autónoma desde 1949, cuando los nacionalistas del KMT se replegaron allí tras perder la guerra civil china contra los comunistas, por lo que Pekín sigue considerándola una provincia rebelde y reclama su soberanía.
EFE