Benedicto XVI reflexionó en varias ocasiones sobre la guerra. Habló de la catástrofe humanitaria derivada de la invasión rusa de Ucrania, pero también sobre los motivos y los efectos devastadores de los conflictos bélicos en un sentido más amplio. “La guerra”, dijo el papa emérito, “con su dolor y destrucción es siempre considerada una calamidad en contraste con el plan de Dios que creó todo para dar vida y que quiere hacer de la humanidad una sola familia”.
Por larazon.es
Joseph Aloisius Ratzinger, nacido en 1927 (su padre fue comisario de policía y su madre trabajaba como cocinera en hoteles), conocía de primera mano los horrores de las guerras ya que participó en la Segunda Guerra Mundial en los servicios antiaéreos alemanes antes de estudiar Filosofía y Teología (entre 1946 y 1951) en la Escuela superior de Freising.
En 2009, visitó el escenario de una de las batallas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial, donde tuvo la ocasión de rezar por el fin de los conflictos en el mundo. En su discurso al pie de la abadía benedictina de Montecassino, que fue destruida en 1944 por bombas de los aliados, dijo: “En este lugar, donde tantos perdieron sus vidas en las batallas que se realizaron durante la Segunda Guerra Mundial, oramos especialmente por las almas de los caídos, y los encomendamos a la infinita misericordia de Dios, y oramos por un fin de las guerras que continúan afligiendo a nuestro mundo”, dijo al final de la misa.
Más recientemente, hablando sobre la guerra de Ucrania, el ya papa emérito explicó que “solo a través de la cohesión conjunta del Estado, de la sociedad y las iglesias con el compromiso personal de miles de mujeres y hombres podemos prevenir una catástrofe humanitaria y aliviar el sufrimiento de la guerra”.
En varios mensajes rechazó el recurso a la violencia del ser humano e hizo llamamientos para poner fin a las “matanzas sin sentido” de las guerras y no olvidar los errores del pasado que han llevado a tales conflictos. En 2006, dirigiéndose a una gran multitud en la plaza central de Lorenzago di Cadore, Benedicto subrayó que “el plan de Dios nunca fue la violencia, sino que la humanidad viva en paz con él y entre sí”.
El Santo Padre recordó en más de una ocasión que su predecesor Benedicto XV condenó la guerra y mostró cómo construir una paz justa y duradera subrayando la necesidad de la fuerza moral de la ley, el control de armas, la mediación en conflictos, el retorno de los territorios ocupados territorios y negociaciones de acuerdos justos.